Úrsula Bahillo había denunciado por violencia al menos cinco veces a su ex novio Matías Ezequiel Martínez (25), el oficial de la Policía bonaerense que la asesino, que tenía licencia psiquiátrica en la fuerza desde el año pasado y tres sumarios en curso en Asuntos Internos por amenazas

La última la concretó en la Comisaría de la Mujer de Rojas el 5 de febrero, tres días antes de ser apuñalada en un paraje rural de Guido Spano. El acusado había violado la orden de restricción.

La serie de denuncias contra Martínez, la inició el 9 de enero la mamá de Úrsula. En la contó que el policía golpeaba a su hija. Ante eso, se dio intervención al fiscal Sergio Terrón, del Departamento Judicial de Junín. En esa oportunidad, el juez de Paz Luciano Callegari “dispuso medidas de protección en la urgencia, perímetro de exclusión y cese de hostigamiento por seis meses”, según consta en los oficios policiales.

El lunes 1° de febrero, la mujer volvió a la comisaría para declarar que se había cruzado dos veces en la calle al acusado, pero la justicia de Paz desestimó el testimonio. El viernes 5 de febrero, fue Úrsula quien denunció al agresor en la Comisaría de la Mujer por “desobediencia y amenazas e infracción a la ley 12569 de violencia familiar”.

El relato de los hechos es estremecedor. La joven no sólo contó que Martínez había roto la restricción interpuesta, sino que también narró detalles de los hostigamientos y los golpes reiterados de los que era víctima.

Aseguró que nunca había querido denunciarlo “por miedo. Además, el texto detalla que en reiteradas ocasiones el policía la había agredido delante de su madre y hermana pegándole “con la mano, envases de desodorante, dándole patadas, tirándole de los pelos” e incluso “con piñas en el pecho izquierdo”, pese a saber que padecía de nódulos en la zona e que había sido operado de urgencia por ese motivo tiempo atrás.

Úrsula detalló los ataques de los que era víctima.

En la misma denuncia, Úrsula había dejado constancia del hostigamiento que había recibido en las últimas horas por parte de Martínez. La había increpado por la calle y había amenazado con matar a su madre. La situación se repitó el sábado 6 y el domingo 7 de febrero. 

Después de eso, a través de varios audios de WhatsApp, Úrsula le contó a una amiga la situación que había vivido en las últimas horas. “Me amenazó, me dijo que quería hablar conmigo y que me bajara de la moto”, decía. “Yo tengo una perimetral y él la rompió, por eso fui a denunciarlo de nuevo”, explicó. “Ay, amiga, ¿en serio lo viste? Necesito testigos. Cuando lo vi, fui directamente a la comisaría a denunciarlo. ¿Lo viste? Me volvió el alma al cuerpo”, expresó.

Sin embargo, las advertencias y denuncia de la joven no alcanzaron para las autoridades y ni siquiera le otorgaron un botón antipánico, cuya orden de entrega se emitió el lunes 8. Ese día el policía volvió a atarcarla: la mató, de 15 puñaladas, entre unos pastizales a la altura del paraje Guido Spano, a unos 13 kilómetros de  Rojas.

La última denuncia la presentó el 5 de febrero en la comisaría de la Mujer de Rojas.