La policía presa por doble crimen reconoció que mintió y que perdió su arma
Se sospecha que cometió el delito para pagar un viaje a Disney por el cumpleaños de 15 de su hija. El ataque ocurrió en el barrio porteño de Parque Avellaneda en junio último, pero este martes, la oficial amplió su indagatoria ante la justicia.
La mujer policía se encuentra presa por el doble crimen de un matrimonio atacado a balazos para robarle 80.000 dólares de su casa del barrio porteño de Parque Avellaneda en junio último.
Al principio ella se declaró inocente, pero luego reconoció que mintió cuando denunció que había sido asaltada, y dijo que en realidad había extraviado su arma reglamentaria y $300.000 en el baño de una estación de servicio.
Se trata de la oficial Sonia Rebeca Soloaga (34), quien trabajaba en la comisaría 9C de la Policía de la Ciudad y está detenida y procesada por el doble asesinato de Alberto Antonio Chirico (71) y María Delia Speranza (63), cometido el 11 de junio en la casa situada en Eugenio Garzón 3581.
Si bien al ser detenida el 15 de julio la policía se negó a declarar, este martes, a pedido de su abogado, Juan José Kavanagh, amplió su indagatoria ante la jueza en lo Criminal y Correcional 63, Vanesa Peluffo, y la fiscal Estela Andrades.
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Fuentes judiciales revelaron a Télam que Soloaga negó su participación en el doble crimen y pese a que en la causa hay testimonios que indican que charlaba casi a diario con las víctimas, dijo que sólo las conocía porque eran “vecinos de la parada”, que tuvo sólo “tres charlas con ellos” y nunca entró a su casa.
La oficial reconoció que la denuncia por un supuesto asalto que sufrió el mismo día del doble crimen en Flores fue falsa, aunque dijo que la inventó para justificar que había perdido su arma reglamentaria y un bolso con 300.000 pesos en el baño de una estación de servicio Shell de Mariano Acosta y Laferrere.
“Contó que recién se dio cuenta de que le faltaba el arma al mediodía, que se puso muy nerviosa y que por eso dejó el celular policial con geolocalización en un comercio de la zona de su parada, para ir a buscar el arma y el dinero y que no se advirtiera que estaba fuera de su zona. También dijo que pensó en ir a la comisaría a contarle todo a su jefe, pero no lo hizo porque temía perder el trabajo”, informó a Télam una fuente judicial.
El 26 de julio pasado, la jueza Peluffo procesó a Soloaga por “robo agravado por haber sido cometido con un arma de fuego en concurso real con homicidio criminis causa, reiterado en dos oportunidades, cometidos mediante arma de fuego y alevosía” y “falsa denuncia”, y le trabó un embargo de 1.500.000 pesos sobre sus bienes.
La magistrada también procesó a su novio, el policía de la comisaría 9C Diego Alberto Pachilla (36), pero por “encubrimiento doblemente agravado” y sin prisión preventiva, recuperó la libertad.
La jueza consideró probado que el hecho ocurrió entre las 12 y las 14.30 del último 11 de junio y que Soloaga aprovechó la relación que tenía con el matrimonio -ya que trabajaba desde hacía meses en la zona- para entrar a la casa.
Los policías “pergeñaron un plan para así ingresar a la vivienda, y apoderarse de dinero en efectivo –en una suma aproximada de entre 70.000 y 80.000 dólares, en moneda extranjera y pesos argentinos-, ejerciendo violencia sobre aquellos y mediante la utilización de un arma de fuego, una pistola marca Beretta asignada por la Policía de la Ciudad a Soloaga”, indica el fallo.
De la pesquisa surgió en primer lugar, que la pareja fue atacada a golpes. Más tarde, que Soloaga robó el dinero que se hallaba escondido en diferentes sectores de la casa, y que finalmente las víctimas fueron ejecutadas de un disparo cabeza cuando estaban boca abajo, para lo cual se utilizó un almohadón como silenciador.
Las pericias indicaron que el arma empleada es compatible con la pistola reglamentaria que Soloaga primero denunció como robada y ahora dice que extravió.
Como posible hipótesis del crimen, la jueza menciona que Soloaga tenía que pagar un viaje de 9.000 dólares a Disney, en los Estados Unidos, por el cumpleaños de 15 de su hija, suma incompatible con lo que ganaba.