Vecinos del edificio que se incendió en Recoleta vivieron momentos de desesperación y angustia, tras escuchar una explosión y gritos de auxilio.

Los empleados de una estación de gas lindera tuvieron que poner en marcha un protocolo de emergencia ante el peligro de expansión del fuego.

 "Un poquito antes de las 6 de la mañana empecé a escuchar gritos de ‘incendio, soy del séptimo, llamen a los bomberos, salgan porque se está incendiando’", dijo Antonio, que vive en el quinto piso del edificio de Ecuador 1.062.



"Me vestí con lo que pude y bajé corriendo. Al rato cayeron los Bomberos, la Policía y el SAME. Acá estaba todo en llamas. Estaba el padre y una de las hijas sentados. Ahí vive un matrimonio con muchos hijos. Bajó el padre con una de las nenas a pedir auxilio. El padre tenía la cara negra", contó Antonio, quien vive dos pisos abajo del departamento donde comenzó el fuego.

"Fue un momento desesperante y angustiante",  sostuvo José, vecino de un edificio de la avenida Córdoba, quien ni bien escuchó la explosión, bajó para ofrecer su ayuda.

"Fue una situación muy fea y muy shockeante. Lo viví muy de cerca porque bajamos a socorrer a la gente. Fue un momento muy triste. El padre estaba desesperado abajo. Estaba todo negro carbonizado y un poco quemado en la frente", agregó.

El incendio se desató alrededor de las 5.50, por causas que aún se desconocen. En el departamento del séptimo mientras la familia dormían y rápidamente se expandió al octavo, obligando a la evacuación y rescate de todas las personas que habitan en el edificio de 14 pisos y al corte del suministro de gas en toda la cuadra.

Cinco integrantes de una familia perteneciente a la comunidad judía (dos mujeres y tres niños) murieron como consecuencia del siniestro y otras 35 personas tuvieron que ser asistidas y derivadas a distintos hospitales porteños.

Fernanda, empleada de la estación de GNC Puma de la esquina de la avenida Córdoba y Ecuador, dijo que "la explosión fue a eso de las 5:45 y cuando empezó el fuego automáticamente activamos el protocolo, después se llamó a la Policía y los Bomberos y evacuamos el lugar".

"El protocolo consiste en activar una alarma y se tienen que trabar los compresores. Después se bajan todas las llaves de gas para que no sea una tragedia. Eso es lo primero que se hace. Una vez que se cierran los compresores no hay peligro de explosión", precisó la joven.

"En ese momento se te hace largo, pero no fue nada, fue todo en un minuto. Salió una chica del edificio, dijo que había chispazos y ahí automáticamente se llamó a los Bomberos", agregó.

Además del personal del SAME, participaron de la asistencia de los habitantes del edificio integrantes de la fundación Hatzolah Argentina, que es el servicio de emergencias médicas de la comunidad judía.

"Reportaron el incidente cerca de las 6.10 y aproximadamente a los tres minutos ya estaba el primer equipo de voluntarios acá para colaborar en la asistencia médica. Las familias afectadas de la comunidad, especialmente una, fueron muy golpeadas", afirmó Camilo Orobio, técnico de emergencias médica de Hatzolah.



El hombre llegó al lugar del incendio aproximadamente a las 6.40 y admitió que vivió "situaciones complicadas y lamentables, como ocurre en todas las emergencias".

También dijo que personal de asistencia social de la AMIA se trasladaron a los diferentes hospitales "para hacer el apoyo a las familias".

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