Marcos Guenchul, un personal trainer de Rosario, a mediados de julio de 2019, había llegado a un acuerdo judicial con su ex pareja, Priscila Vanesa Denoya, para poder visitar a la hija de tres años que tenían en común luego de meses sin verla. Sería el 25 de ese mes. Dos días antes, fue asesinado de un tiro en la cabeza.

El entrenador de 32 años había salido a las 22:30 de su trabajo en el gimnasio Progress Fitness y caminaba hacia la parada de colectivo para ir a la casa de su novia. Fue abordado por un hombre que a punta de pistola lo obligó a caminar  antes de efectuarle dos disparos a quemarropa. Huyó con la mochila de Marcos.

Por esto, la hipótesis inicial del hecho fue un homicidio en ocasión de robo. Pero las pruebas obtenidas por los investigadores y un video de una cámara de seguridad permitieron que la causa tomara otro giro. En las imágenes se observa cómo aparece en escena un auto Peugeot 208 que había estado al menos 40 minutos estacionado en una esquina cercana hasta que Guenchul salió del gimnasio.

Bajó el hombre que asesinó al deportista y además pudo observarse cómo el auto avanzaba a la par del homicida y la víctima mientras caminaban. Tras los disparos, el asesino se subió al auto.

El Peugeot fue la pista que le permitió al fiscal de Homicidios Adrián Spelta comenzar a determinar lo sucedido. El auto sería encontrado dos días después en una cochera, propiedad de los padres de Caio Santigo Soso (34), un técnico en seguridad e higiene que sería detenido días después del crimen en el aeropuerto de Ezeiza cuando estaba punto de tomar un vuelo con destino a Líbano. Soso, era pareja de Denoya, la ex del personal trainer.

Su celular se activó en una antena cercana a la escena del crimen y a la misma hora.

La ex detenida por instigadora del crimen.

 Soso pidió declarar y dijo que su cómplice había sido Maximiliano Panero, un maquinista de 40 años con quien tuvieron la intención únicamente de asustar a Guenchul para que “no molestara” más a Priscila.

El 19 de diciembre, por pedido del fiscal, Priscila Denoya fue detenida en su casa. Los investigadores argumentaron la hipótesis de que Denoya fue la instigadora del crimen. Según  Spelta el día de la audiencia de imputación, “la única que podría beneficiarse con la muerte de Guenchul era Priscila, ya que mantenía con él un conflicto por la tenencia de una hija en común”.

A la ex de Marcos le dictaron prisión preventiva efectiva y quedó imputada como instigadora de un crimen triplemente calificado por el vínculo, la promesa remuneratoria y el concurso premeditado de dos o más personas. La mujer sigue en la cárcel. La Cámara Penal rechazó un pedido de prisión domiciliaria para que pudiera seguir cuidando a sus dos hijas; la que tuvo con el entrenador y otra que nació un mes antes de su arresto, hija de Soso.

 La fiscalía sospecha que el móvil fue un conflicto de la pareja “por varios temas” y que “el más concreto era la tenencia” de la hija.

Marcela Ontiveros, la mamá del joven asesinado, lideró una  campaña para reclamar justicia por su hijo. Para ella no hay dudas de que fue Priscila la que ordenó el asesinato por la pelea que mantenían por la nena.

Para los investigadores  quien manejaba el Peugeot era Caio Soso. Estaba acompañado por Panero, quien en un momento descendió, esperó a la víctima y le disparó los dos tiros.  Luego  se reunieron con la imputada Priscila, quien se subió al vehículo y fueron hasta la casa de Panero en Villa Gobernador Gálvez para hacerle entrega del pago.

La hipótesis fue planteada ayer por los fiscal Spelta y Gisela Paolicelli, quienes pidieron prisión perpetua para los tres como coautores funcionales de homicidio triplemente calificado por el vínculo, precio y concurso premeditado de dos o más personas

La Jueza de Primera Instancia María Trinidad Chiabrera resolvió admitir la acusación presentada por la Fiscalía y dictó un cuarto intermedio hasta el próximo viernes para el tratamiento de la evidencia recolectada.

 

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