La policía de México detuvo al ex espía Raúl Martins. Su arresto se produjo en Cancún, con orden de captura internacional de la jueza federal María Servini, por explotación sexual de mujeres en la Argentina. Cuando lo encontraron tenía puesta una peluca.

Luego de un mes y medio de idas y vueltas, la Justicia finalmente había dejado al borde de la detención a Martins. La jueza Servini le había ordenado a la Policía Internacional ( Interpol) el arresto del ex agente de la Secretaría de Inteligencia (ex SIDE o AFI) para extraditarlo luego de que la Sala I de la Cámara Federal porteña la habilitara a buscarlo en Cancún por la explotación del ejercicio de la prostitución ajena en Buenos Aires.

Servini había procesado en julio a Martins como jefe de la banda que explotaba a mujeres en al menos diez prostíbulos de la ciudad de Buenos Aires, pero en ese momento, sobre la posibilidad de detenerlo, había resuelto “la prisión preventiva librando, firme que se encuentre, el requerimiento de extradición pertinente”, es decir esperar que la cámara aprobara lo actuado.

En la resolución, Mariano Llorens se había pronunciado a favor de exigir “de manera inmediata la orden de extradición” de Martins desde México hacia la Argentina, pero sus pares Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi prefirieron indicarle a Servini que “actúe conforme a derecho”, es decir, que sea ella quien solicite a la Policía Interpol ( Interpol) el arresto del ex espía.