Lucas Gómez y Javier Alarcón, los dos policías acusados de asesinar a Valentino Blas Correas (17) durante un control vehicular en agosto de 2020 en la Ciudad de Córdoba, dijeron sus últimas palabras en el juicio que los tiene en el banquillo junto a otros 11 uniformados que esa madrugada participaron del operativo.

Ambos afirmaron que no tuvieron "intención" de matar. El primero en hablar fue el cabo primero Gómez (35), quien efectuó cuatro disparos con su arma reglamentaria sobre el automóvil Fiat Argo en el que iba Blas con sus amigos.

"No tuve intención de quitar la vida a nadie ni atentar contra nadie", expresó el imputado y pidió "perdón" por el hecho.  “Hace dos años y casi ocho meses que le vengo pidiendo a Dios por ustedes para que les dé la fuerza necesaria", sostuvo.

"He estado pensando todo este tiempo lo que sucedió. Quiero realmente pedir perdón por lo sucedido. No fue mi intención quitarle la vida a nadie, eso mi Dios lo sabe. Pedirle perdón a la familia de Valentino Blas que sepan que no tuve la intención de quitarle la vida, sintetizó.

"Pido la sociedad perdón. A los jóvenes que acompañaron a Valentino Blas y que tengan la fuerza necesaria para seguir adelante", dijo mirando hacia donde está sentado el público.

Por su parte, el otro acusado el crimen, el cabo primero Alarcón, manifestó que "no" es un asesino y que "no tenía intenciones homicidas" cuando realizó los disparos

Alarcón leyó lo que quería decir:  “En primer lugar. No soy un asesino, no maté a nadie, no quise hacerlo”.

"En segundo lugar quiero reiterar mi pedido de perdón para los familiares de las víctimas. El 5 de agosto de mi casa a trabajar y no volví mas"

Sostuvo que fue el “único que no desenfundó el arma”, pese a la evidencia recabada a lo largo del juicio.

“Muchos vinieron acá y dijeron que estaba mal, pero tuvieron dos años para pensar qué hacer. Yo tuve dos segundos y siempre actué de buena fe”, remarcó.

En el último tramo de su declaración, se refirió al trato que recibieron los acusados y sus familiares a lo largo del juicio. “Vulneraron todos nuestros derechos. Hasta los animales tienen más derechos que nosotros”, consideró.

Los restantes 11 acusados, que enfrentan cargos por encubrimiento, negaron las imputaciones, al sostener que no cometieron ese delito y que por lo tanto son "inocentes".

La única que atinó a admitir que cometió "errores" cuando se encargó de "plantar" un arma a las víctimas fue Wanda Esquivel, quien además pidió "perdón"

El jurado popular deliberaba y se espera que hoy conozca la sentencia. A su vez, la semana próxima el tribunal dará a conocer los argumentos de la decisión.

El caso

Según la investigación, el hecho ocurrió la madrugada del 6 de agosto del 2020, cuando Juan Cruz Camerano Echevarría (20) conducía un Fiat Argo blanco, junto a cuatro amigos y compañeros de colegio: Correas, Camila Toci, Cristóbal Bocco Camerano y Mateo Natali que al momento del hecho tenían 17 años.
Cuando circulaban en la zona de avenida Vélez Sarsfield y Romagosa, del barrio Colinas , se había montado un control policial de prevención en donde los efectivos hicieron señas al conductor para que aminore la velocidad, pero al acercarse al puesto de seguridad decidió acelerar y continuó la marcha.

El expediente detalla que el cabo primero Gómez (37), "con intención de matarlos" efectuó cuatro disparos con su arma reglamentaria contra el automóvil, en tanto su compañero el cabo primero Alarcón (33), "en acuerdo tácito (con Gómez) y aportando al plan común de dar muerte a los ocupantes del vehículo", también efectuó dos disparos "a sabiendas que no había justificación legal para ello".

Las pericias determinaron que uno de los cuatro disparos efectuados por el suboficial Gómez impactó sobre la zona de la escápula derecha de Correas, que le ocasionó lesiones en el lóbulo inferior del pulmón derecho, la vena cava inferior y el ventrículo derecho, determinándose que la causa eficiente de la muerte fue por traumatismo de tórax causada por el proyectil.

Los demás ocupantes no sufrieron heridas, no obstante uno de los disparos traspasó el apoyacabeza y la capucha del adolescente Bocco Camerano, a milímetros de su cráneo.



Posteriormente, y con el objetivo de simular un enfrentamiento con un grupo armado, los policías 'plantaron ' un arma en las cercanías donde luego ocurrió la balacera.

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