Ocurrió a las 21.40 horas del domingo 21 de noviembre de 1965. Un avión Caravelle que volaba para Aerolíneas Argentinas, cumplía el vuelo regular 289, procedente de Río de Janeiro, Brasil.

La máquina volaba a velocidad crucero —velocidad constante y uniforme— a 10 kilómetros del aeropuerto de Resistencia (Chaco). La nave era piloteada por el comandante Pedro Bassi, a su lado, el comandante Domingo V. Longo.

OVNI Pilotos
Los pilotos del avión que vivieron aquel tenso momento.

En esa circunstancia, el comandante Longo observó un punto brillante por la ventanilla izquierda a 90 grados del fuselaje del Caravelle. En un principio creyó que era el planeta Venus, pero eso estaba a punto de cambiar.

La máquina volaba a 10.000 metros de altura. Bassi inició el descenso. Longo volvió la vista a la izquierda. La luz brillante persistía, pero había aumentado de tamaño.

La crónica del choque con el OVNI

“¿Será otro avión?”, se preguntó Longo. Miró la hora, 21.50. Estaban a 3000 metros del suelo, cuando de la nada, la aeronave de Aerolíneas Argentinas se llenó de luz.

Según una nota de la revista Gente del 2 de diciembre de ese año: “Longo alzó la mirada y se negó a pensar lo que sus ojos veían. A menos de 500 metros del Caravelle, un disco luminoso se dirigía hacia ellos como para embestirlos de costado.  De su garganta nació un grito: ¡Guarda que nos choca!.

OVNI
La experiencia con el OVNI contada en primera persona.

Según la misma publicación, el comandante Bassi, que no había reparado en el fenómeno hasta ese instante, comenzó una brusca maniobra para cambiar de rumbo. El disco seguía avanzando a toda velocidad. El OVNI llegó a 100 metros del avión.

"¡Guarda que nos choca!”.

En ese instante detuvo bruscamente su marcha, arrancó un ascenso vertical, y quedó suspendido sobre el Caravelle. Pocos segundos después se perdía en el cielo.

El comandante Longo contó su experiencia poco después en el aeropuerto de Ezeiza: “Era de un tamaño similar a dos lunas llenas. Tenía una gran luminosidad, pero no producía encandilamiento. Cuando me puse en contacto con la torre de control, el objeto se detuvo y ascendió con gran rapidez".

"En los primeros instantes, la torre me informó que podía ser Venus. Yo conozco esa estrella, pero no era una estrella lo que vi. Pasado los primeros momentos de sorpresa, la torre me informó que ellos también lo habían divisado. No era ni un satélite, ni un meteorito. Era realmente un OVNI”, recordó el piloto.

Esto ocurrió cuarenta años antes del famoso caso Bariloche; veinte años después del avistamiento original de Kenneth Arnold en los Estados Unidos. La historia de encuentros entre aeronaves terrestres con vehículos aparentemente extraterrestres, se producen desde siempre. Una arista de este inmenso misterio que son los OVNI's.

Por M. B.