Las redes sociales no tienen filtro. Muchas veces cuentan cosas inenarrables, que rayan con lo increíble. Así, en los últimos días dio vueltas en la red social Twitter un caso sobre un hombre que se fue al infierno luego de sufrir un accidente automovilístico. Pero que habría logrado regresar. Se trata del estadounidense Clifford Hoyt, aunque muchos también lo llaman "El hombre que escapó del infierno". Hoyt padeció un tremendo choque, durante la mañana del 5 de diciembre de 1999, en en la carretera Maple Grove del estado de Maryland, .

Hoyt, de 31 años y que sobrevivió de milagro a un siniestro de película, jamás habría pensado que luego tendría que aguantar una nada placentera estadía en el mismísimo infierno, ¿Habrá sido el costo de seguir con vida?.Al costado de la carretera, un hombre que pasaba en su camión vio el tremendo accidente y el cuerpo de Hoyt que poseía varias heridas y contusiones, pero gracias a un esfuerzo casi inhumano que realizó pudo salir del habitáculo y quedar tendido sobre la ruta, para finalmente terminar en estado de coma. Gracias al camionero que pasó minutos más tarde, la policía junto a los médicos llegaron al lugar para asistirlo.

La recuperación

Frente a las graves lesiones del accidentado, los médicos hicieron esfuerzos titánicos y la recuperación fue lenta, más de lo normal. Además, los enfermeros que lo asistían contaron que durante una noche se escucharon gritos de desesperación, acompañados de golpes a la pared y lamentos. Al averiguar de dónde provenían esos ruidos, se dieron cuenta que eran de la habitación de Clifford. Al entrar a la misma, los enfermeros se encontraron con el paciente totalmente desquiciado y sus ojos exaltados, que parecía que se salían de los párpados. Al preguntarle qué estaba sucediendo, Clifford mencionó que había estado en el infierno durante todo ese tiempo que estuvo en coma. Y hasta mencionó que las torturas que experimentó en aquel lugar eran inimaginables. Relató que incluso recordaba haber visto brazos que lo perseguían, olía a azufre y que continuamente escuchaba lamentos interminables y todo estaba lleno de fuego.

¿Qué habrá pasado?

En ese momento, los enfermeros debieron recurrir a utilizar calmantes para que Clifford se calmara. A los pocos días de la revelación, el hombre se terminó de recuperar y ya no mencionó nada respecto a su paso por el infierno. De todas maneras, en el hospital, los médicos le advirtieron tanto a Hoyt como a su familia que necesitaría ayuda de algún psicólogo, pero él lo rechazó de inmediato y dijo que no estaba inventando las cosas.

Meses después, Hoyt regresó a su departamento alquilado, y los vecinos comenzaron a quejarse con la administración. Los propietarios le recriminaban a Clifford, porque tocaba música a altas horas de la noche y no dejaba dormir a nadie, a pesar del continuo pedido para que baje el volumen. Fueron tales las denuncias de sus vecinos, que el propietario y a la vez casero fue hasta el departamento para hablar con el hombre sobre la controvertida situación que estaban viviendo. El hombre tocó timbre por varios minutos, pero no obtuvo respuesta alguna, por lo que decidió en ese momento utilizar una llave maestra y así poder ingresar. Fue entonces que jamás imaginó ver lo que estaba sucediendo, ya que se encontró con Clifford en el piso, abrazado a un enorme bloque de hielo, al tiempo que observó que la sala se encontraba llena de excremento, por lo que el propietario atinó a tomar fotos del lugar y llamó a la policía de inmediato.

"Hoyt no miente"

Al momento que el propietario ingresó al departamento, Clifford se encontraba despierto y aseguró que era consciente de todo lo que estaba haciendo, pero que no podía evitarlo. Al llegar los oficiales de policía e interrogarlo, mencionó que tocaba música a altas horas de la noche para poder evitar que los demonios del infierno se lo llevasen de nuevo. Mencionó que solo así los podía mantener alejados a esos demonios y añadió que la barra de hielo lo ayudaba a soportar el calor que hacía en aquel infierno. Lo sorprendente es que su médico, al llegar al lugar, vio a Clifford abrazado a la barra de hielo, y confesó que él mismo se la había llevado.

Fue entonces que el doctor, que mantuvo su nombre en reserva, explicó días después que recordaba que mientras Hoyt estaba internado en el hospital, "una noche desde una habitación contigua, escuché reír a alguien y de golpe una mezcla de carcajadas y gruñidos que no parecían humanos. Entonces comprobé que no mentía. Así que, aún cuando firmé su traslado, desde entonces no creo que Clifford haya estado mintiendo", sentenció. Algo que no cambió el destino del "poseído", ya que su familia decidió internarlo en un centro psiquiátrico de Maryland, donde aun permanece, sin signos de mejoría.