Por Jorge Dimuro
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La situación de nosotros, los jubilados, es una vergüenza. Estamos en la indigencia total, nuestro sueldo equivale a $1.100 por día.  ¿Qué podés adquirir con ese dinero? ¿un pedazo de carne?, ¿un cuarto de pan? Yo me pregunto con qué pagamos los impuestos, la luz, el gas y qué decir de los que tienen que alquilar.

¿Cómo hacen para pagar? ¿y si tienen que comprar un medicamento? Es imposible, estamos condenados a desaparecer, porque de seguir de esta manera no tenemos forma alguna de subsistir. 

Todos los que cobran la mínima que son la mayoría, ya estamos viviendo en el umbral de la indigencia, por eso creemos que ha llegado el momento en que la sociedad y las autoridades entiendan que hemos hecho un papel muy importante para este bendito país, que merecemos una jubilación digna y que por legítimo derecho nos corresponde, para que no tengamos que depender de nadie. 

Entre las peores situaciones están las prestaciones de salud que es la de las más bajas, que tengamos que lamentar que después de haber trabajado toda una vida, luego a la vejez tengamos que sufrir todo tipo de carencias, que tengamos que contar hasta el último centavo y así y todo apenas si logramos llegar a la mitad del mes y si un día te encuentras con una dificultad te das cuenta de que no puedes afrontarla.

Es un dolor desgarrador que nos sacude el corazón y el alma y nos ponemos a pensar cuál es el daño tan grande hemos hecho para sufrir tanto atropello, porque este castigo que nos dan es por ser jubilados. ¿Dónde quedaron nuestros sacrificios y esfuerzos para hacer un país más igualitario?

Hoy lo sufrimos en carne propia ya que somos desplazados, olvidados y humillados por todos estos políticos, por la sociedad y hasta a veces por nuestras propias familias, sin pensar que en algún momento van a tener que pasar todos ellos por esto y no se dan cuenta que, si nos acompañaran a virilizar y mejorar nuestros reclamos, lleguen a pasarla un poco mejor que nosotros.

Sepan, señores políticos y funcionarios que es muy grande la cantidad de personas mayores que están pasando por dificultades importantes en el ámbito del umbral de la pobreza o incluso algunos en la pobreza extrema, en la soledad que están viviendo muchos pares nuestros sin que nadie los mire ni les tienda una mano salvo algún amigo o asociaciones de mayores. 

En definitiva, no sé por qué motivo esta casta política no ha tomado en cuenta todo eso ya,  porque la verdad es que estamos en una situación tremendamente difícil. 

Por eso, les pido a nuestros representantes, centros de jubilados y federaciones que deben y debemos despertar ya que es imposible que todo lo que pasamos y venimos pasando no tenga un reflejo en la calle con movilizaciones acompañados por la familia, hijos y nietos.

Tenemos que estar todos unidos sin ninguna bandería política, que la única bandera que alcemos sea la de los jubilados, que jóvenes y mayores nos unamos en estas reivindicaciones, ya que en algún momento ellos van a ser jubilados y este mensaje les tiene que llegar a lo más profundo, que esta lucha deben considerarlas como suyas y tener conciencia que implicarse es más suyo que nuestro, porque los padres no van a estar ahí para ayudarlos, ya que no solamente está en juego nuestras jubilaciones, que al fin y al cabo nosotros ya las tenemos, si no la de todos ustedes que vienen de atrás y que de seguir de esta manera les va a ser imposible y difícil de poder acceder a la misma. 

En este sentido, lanzo a modo de reflexión una pregunta: ¿Serán capaces de romper el desprecio que ha habido a nuestras generaciones de mayores y comenzar a ver el legado que les estamos dejando a gritos?