Creo que ya es hora de dejar de utilizar las gestiones de la obra social de los jubilados para el financiamiento de la política, para la ayuda a organizaciones afines a los gobiernos de turnos con sumas siderales. Hay que deajr de darle limosnas a aquellos que cumplen en la contención de los adultos mayores como lo son los centros de jubilados, haciéndolos de esta forma cómplices y rehenes de sus actitudes dolosas.

Deberían transparentar sus gestiones haciendo saber y mostrar en qué se gasta cada peso que ingresa a nuestra obra social, haciendo visible su presupuesto a toda la sociedad y en especial a los trabajadores activos y pasivos que son los que con su aporte mantienen los destinos de la misma como así también sus sueldos siderales y la incorporación de los militantes que ayudaron en las campañas políticas electorales.

En sus años de creación nuestra obra social debería tener su directorio, la representación de los actores sociales que la conforman y el compromiso con el instituto, pero que, en su lugar, solo ha tenido interventores y comisarios políticos, que designaron cargos ejecutivos, loteando periódicamente las posiciones de poder.

Sepan, señores funcionarios, que están al frente de nuestra obra social, que los jubilados que habitan este país tienen y se merecen los mismos beneficios y derechos sin importar en los lugares que residan, por lo tanto, deben recibir los mismos servicios que los que viven en ciudades o regiones muy pobladas como aquellos que se encuentran en lugares aislados y no pueden acceder en forma igualitaria, convirtiéndolos en "jubilados de segunda".

Muchos de los que se desempeñaron como gerentes, tuvieron después de haberse desempeñados en el cargo, proyecciones en otras áreas de la administración pública para ocupar cargos como candidatos, como así también muchos de ellos construyeron su carrera política, llamando la atención, la tangibilidad y la visibilidad que les da el haber ocupado cargos en esta Institución.

Si verdaderamente quieren hacer las cosas bien, hagan la tan reclamada y alguna vez prometida "Normalización de nuestra obra social". Luego entréguenla a sus verdaderos dueños que legítimamente les corresponde, los jubilados y trabajadores activos. Entonces ahí verdaderamente  se hará justicia.