Por Nico Kischner.

Las orillas del río Támesis están llenas de británicos que aguardan que este miércoles comience la ceremonia para despedir a Isabel II. El cuerpo de quien reinó durante siete décadas y falleció el pasado jueves a los 96 años en Escocia ya está en Londres, más precisamente en el tradicional Palacio de Buckingham. 

Con todo el protocolo a cuestas, un clásico de las monarquías y de los habitantes del Reino Unido en particular, un pueblo (o gran parte de él) se apresta a darle el último adiós a su reina en un evento que tendrá varios días de duración y culminará con el funeral en la Abadía de Westminster. Calculan que 750 mil personas participarán de la despedida. 

Es díficil entender con ojos argentinos el amor qué sienten muchos británicos por la familia real porque, entre otras cuestiones, en este lado del mundo las monarquías están rápidamente asociadas a algo que pasó hace mucho y con gente que mejor tenerla lejos, independencia como país mediante. 

Cuestión de idiosincrasia, se podría decir, pero lo cierto es que personas que a la distancia la mayoría de la gente podría asociar como contraria a creer en un linaje supremo, terminan rindiendo pleitesía ante el orden establecido por los siglos de los siglos

Como ejemplo basta con pegar una vuelta por las redes sociales, canal de comunicación primario en los tiempos que corren, de los músicos que formaron parte de lo que alguna vez fue el contracultural movimiento del rock.

Un tal John Lydon, conocido a finales de los '70, cuando era el cantante de Sex Pistols, como Johnny Rotten, acompañó una foto de joven de la monarca que publicó en su cuenta de Instagram con un solemne mensaje en tono de pésame que incluyó las frases: "Descanse en paz reina Isabel II. Que sea victoriosa".

La reina Isabel II y Ozzy Osbourne.

Está claro que el artista de 66 años no es el mismo crío que revolucionó al mundo a bordo de un barco por el Támesis cantando la satírica "God save the queen" (Dios salve a la reina), así como que sus compañeros de ruta de aquellos años, el bajista Glen Matlock y el guitarrista Steve Jones, no se subieron al homenaje a la reina

Pero el mensaje del vocalista bien sirve para ejemplificar qué generó a nivel masivo en los músicos del Reino Unido la partida de Elizabeth Alexandra Mary. Eran lógicos y esperables los sentidos posteos de quienes fueron condecorados por ella como "Caballeros", listado que incluye entre otros a Sir Paul McCartney, Sir Ringo Starr, Sir Mick Jagger, Sir Elton John o Sir Rod Stewart.

Pero también hubo publicaciones de otros artistas que, a simple vista, parecerían estar en la vereda opuesta de las normas como Ozzy Osbourne y Geezer Butler, su compañero en Black Sabbath. “Lloro junto a mi país el fallecimiento de nuestra más grande reina. Con un corazón pesado digo que es devastador el pensamiento de Inglaterra sin Isabel II”, publicó el cantante. A lo que el bajista añadió: “Es triste saber que la reina ha fallecido. Recuerdo las celebraciones en la calle cuando fue coronada. Siempre fue vital para el crecimiento de Inglaterra”.

Imposible imaginar por estas pampas al "más pesado" de los rockeros devastado por la partida de un monarca pero, como ya se escribió, lo explicitado en este relato en el que no hay buenos ni malos no es más que una cuestión de idiosincrasia.

Para el final un recuerdo que emparenta de alguna manera al rock de Argentina con la monarquía británica y tiene como protagonistas a Luca Prodan, líder de Sumo, y al hoy rey Carlos III, pero por aquellos años príncipe de Gales.

Compañeros de colegio en el internado escocés Gordonstoun School, parece que la relación entre ellos no era la mejor al punto que, dicen las malas lenguas, el fallecido cantante italiano llegó a darle una trompada al hijo mayor de Isabel II harto de que sus compañeros lo discriminaran a él y a su amigo Timmy McKern por no ser ingleses. 

Por N.K.