Volvió de vacaciones, encontró su casa usurpada, pero la recuperó tras amenazar a los "ocupas" con palos
Ocurrió en Murcia, España. El dueño de la propiedad justificó su accionar al sostener: "Tengo una casa con una hipoteca bravísima, me quedan 30 años por pagar. Y ves que hay gente disfrutándola y vos no”.
El dueño de una propiedad en Murcia, España volvió de vacaciones el pasado sábado, pero para su sopresa y la de su familia, se encontró con su casa ocupada por un grupo de personas. Sin dudarlo, el hombre optó por un rápido plan para recuperar su vivienda. Es que sin buscar otra alternativa, se hizo presente en el lugar con dos amigos, todos armados con palos, con el fin de intimidar y echar a los intrusos.
El episodio ocurrió hace una semana atrás, cuando el propietario de la vivienda, llamado Víctor regresó de la playa junto con su esposa e hija, pero cuando quiso abrir la puerta, para su sorpresa la llave no entraba. Al percatarse de lo que había sucedido, decidió dejar a su esposa e hija en la casa de un familiar y buscó ayuda para volver a tomar posesión de su hogar.
El momento en que los tres hombres ingresaron a la propiedad con palos y echaron a los intrusos quedó grabado y se volvió viral en redes sociales.
En la grabación se puede ver como los ocupantes ilegales se retiran a pie y le dicen al propietario que pensaban que la casa era del banco. “La casa es mía, la estoy pagando desde hace un año. Tengo una hipoteca de 350 mil euros”, les contestó él.
Finalmente, el dueño de la casa logró su cometido. “No es correcto cómo actuamos. Entrar intimidando. Los okupas al principio no se mostraron cooperativos pero luego ya sí. Nosotros les dejamos recoger sus enseres, lo recogieron todo y salieron a pie”, reconoció Víctor, quien remarcó que no hicieron uso de los "palos", sino que simplemente eran para provocar miedo en los ocupantes.
“En ningún momento utilizamos ningún insulto ni amenaza. Llevábamos los palos porque no sabíamos lo que nos íbamos a encontrar”, expresó Víctor.
Desafortunadamente, había niños entre las personas que ocupaba la vivienda, algo que el propietario no esperaba y lamentó. Por eso, para evitar un momento incómodo en presencia de los menores les pidió que se retiren.
“Mi amigo les dijo que salieran afuera a esperar a los adultos. Antes de que ese niño llorase mi niña también lloró y si tiene que llorar alguien que sea el okupa y no el propietario. El okupa tiene todos los derechos y los propietarios ninguno”, lamentó.
“Tengo una casa con una hipoteca bravísima, me quedan 30 años por pagar. Y ves que hay gente disfrutándola y vos no”, concluyó.