OnlyFans tiene una nueva estrella entre sus usuarios: se trata de una mujer de 32 años que supo capitalizar su belleza y ganar millones luego de ser despedida de una peluquería ubicada en Leeds, Inglaterra, de donde es proveniente.

Aunque la red social permite que los usuarios publiquen contenido sobre cualquier cosa, la gran mayoría de los publica videos e imágenes con clasificación X.

Kylie Biss, conocida en la popular aplicación de interacción social bajo el pseudónimo de Gracey Kay, se dio cuenta de que ofreciendo fotografías y videos en un formato erótico podría recaudar el dinero que le haría falta. Lo que jamás imaginó es que de su sueldo básico pasaría a cobrar más de 200 mil dólares mensuales.

Cabe recordar que OnlyFans es un servicio de suscripción creado en 2016, en la capital inglesa de Londres, cuyo modelo consiste en que los creadores de contenidos, es decir, sus usuarios, puedan cobrarle dinero a los suscriptores que deseen visitar su perfil.

Kylie Biss posee más de 185 mil seguidores en su cuenta personal de Instagram.

En un principio, vendía sus fotos con poca ropa a 2 dólares. Sin embargo, cuando se trataba de alguna producción personalizada -también de clasificación X- o sesiones interactivas, cobraba más caro por su contenido.

La gente me felicita y dice cosas agradables que me dan confianza. Eso me hace sentir especial. Hay personas que piensan que debería avergonzarme de mí misma, pero no lo estoy, estoy orgullosa de ello”, manifestó la influenciadora sobre su nuevo emprendimiento virtual.

Desde que su economía creció exponencialmente y pasó de cobrar 25 mil dólares anuales como peluquera a más de 200 mil dólares, optó por un nuevo estilo de vida en la ciudad española de Alicante, donde continúa produciendo contenido para la aplicación.

Además de presumir su arrolladora belleza, la diva virtual también se da el lujo de compartir contenido sobre lifestyle en sus redes sociales, dado que ahora es dueña de un espectacular Ford Mustang GT5 -de un valor de 5 millones y medio de pesos argentinos- y una opulenta mansión.

Kylie Biss luciendo su Ford Mustang GT.

“Al principio, al hacer OnlyFans, estaba nerviosa. No tenía mucha confianza en mi cuerpo y no tenía mucha confianza en mí misma. Hace un año no ganaba nada en absoluto, y ahora soy una de las modelos mejor pagas en OnlyFans, concluyó.

"Nudes": ¿empoderamiento o cosificación disfrazada?

OnlyFans: del precio que cada usuario pone a sus contenidos, obtiene tan solo el 80 por ciento de las ganancias, mientras que el otro 20 por ciento se lo queda la empresa.

Aunque muchas mujeres como Kylie Biss hayan encontrado un salvavidas económico en la venta y promoción de contenidos eróticos mediante las nuevas plataformas digitales, esta práctica no es novedosa ni se salva de las críticas históricas del feminismo.

El lema de "sé tu propio jefe (o jefa)" suena atractivo en primera instancia, y mucho más cuando el resultado del esfuerzo personal parecería dar grandes frutos. Sin embargo, distintas organizaciones de mujeres y activistas profesionales consideran que esta lógica de la mercantilización y sexualización de los cuerpos esconde una de las maniobras más antiguas de la explotación patriarcal hacia las mujeres, y ahora cada vez más jóvenes.

 

La abogada mexicana Yunuel Castillo, especializada en violencia digital, consideró en una entrevista a “El País” que este tipo de fenómenos tiene dos caras: “Una es el empoderamiento de las mujeres y la otra es la falta de oportunidades. Hay que analizar por qué lo hacen”.

Como el caso de Kylie Biss hay miles de millones. Si bien OnlyFans fue creado en 2016 por Leonid Radvinsky -reconocida figura de peso en la industria pornográfica-, su momento de apogeo ocurrió a comienzos de la pandemia del coronavirus y el consecuente confinamiento. Dada la imposibilidad de que muchas personas conservaran sus empleos por la crisis mundial, la aplicación creció exponencialmente por su lógica de recaudación monetaria, pero se inundó principalmente de contenido con clasificación X producido por mujeres, e incluso, adolescentes.

Livia Motterle, académica del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM manifestó a “El País” que la pandemia no ha dicho nada nuevo más que “amplificar las desigualdades de género que ya existían”.

“La razón económica es el 90% de lo que impulsa a una mujer a entrar en el trabajo sexual y la crisis económica amplifica este fenómeno”.