Millones de chinos volverán el próximo lunes a sus puestos de trabajo tras el final de las vacaciones de fin de año y el gobierno mantendrá una alerta máxima por el coronavirus, que ya dejó 305 muertos, incluido el primero fuera de China, y 14.380 infectados, mientras se espera que mañana inauguren uno de los nuevos hospitales construidos.

Según los últimos datos, el número de fallecidos se encuentra en 305 (46 más que el sábado), mientras que la cifra de infectados por esa enfermedad en territorio chino se situó en 14.380, unos 2.590 más que el pasado sábado.

Hasta ahora todos los fallecimientos se habían producido en China pero se confirmó que un hombre de 44 años de nacionalidad china falleció en Filipinas, adonde había viajado desde Wuhan, epicentro del nuevo coronavirus.

Durante este domingo las medidas de control en estaciones de tren, aeropuertos y carreteras de acceso a las grandes ciudades se multiplicaron ante la inmensa cantidad de gente que está volviendo a sus casas después de las vacaciones.


El Gobierno chino había decidido la semana pasada extender las vacaciones hasta este domingo, en lugar de hasta el 30 de enero, aunque los centros escolares de todo el país todavía permanecerán cerrados hasta nuevo aviso.

En algunas ciudades como Shanghái, sede de centenares de multinacionales, las vacaciones se extendieron hasta el próximo día 9, mientras que toda la provincia de Hubei (centro-este del país), epicentro del foco, también continúa parada, consignó la agencia EFE.

Todas las muertes registradas en las últimas 24 horas corresponden a la provincia de Hubei, donde está previsto que el próximo lunes se abra en la ciudad de Wuhan el primero de los dos grandes hospitales que construyeron en menos de dos semanas para paliar la crisis.

Se trata del Hospital Huoshenshan, con capacidad para 1.000 pacientes, y que será operado por 1.400 miembros del personal médico de las fuerzas armadas, según aprobó en esta jornada el presidente chino, Xi Jinping, también presidente de la Comisión Militar Central.

Entre el personal médico militar, explicó hoy la agencia de noticias Xinhua, muchos participaron en la lucha contra el SARS en 2004 en el Hospital Xiaotangshan en Pekín o en la misión contra el Ébola en Sierra Leona y Liberia, por lo que tienen experiencia en el tratamiento de enfermedades infecciosas.

La ciudad de Huanggang, también en Hubei, está siendo otra de las más afectadas y las autoridades estiman que los muertos subirán mucho en los próximos días ya que mucha gente regresó de Wuhan antes de que la ciudad fuera puesta en cuarentena.

Las autoridades prohibieron a sus residentes abandonar sus hogares y solo una persona de cada hogar podrá salir a comprar comida una vez cada dos días.


En tanto, el gobierno chino emitió en esta jornada un estricto protocolo para el tratamiento de los cadáveres de personas que hayan fallecido por coronavirus, por lo que los muertos no podrán ser enterrados donde quieran sus familiares ni tampoco tener una ceremonia de despedida.

Los restos de los fallecidos infectados por el nuevo coronavirus deberán ser incinerados en una funeraria designada y cerca de donde están, no serán transportados entre diferentes regiones y no serán preservados por entierro u otros medios, apuntó un protocolo emitido por la Comisión Nacional de Salud, el Ministerio de Asuntos Civiles y el Ministerio de Seguridad Pública.

Por su parte, los estados que integran el G7, el grupo de los países más industrializados, anunciaron este domingo que tienen previsto dar una respuesta coordinada al coronavirus.

"No tiene sentido si un país toma medidas por sí solo, menos aún en Europa", dijo el ministro de Sanidad de Alemania, Jens Spahn, en representación de los estados que integran el G7, que son Alemania, Estados Unidos, Canadá, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido.