El final de la Segunda Guerra Mundial dejó al continente europeo con millones de muertos, naciones sumidas en las ruinas y pobreza y divididas por el comunismo y el capitalismo, y una de ellas fue Polonia, que por años fue gobernada por la corriente stalinista.

En ese contexto de reconstrucción polaca surgió la figura de Wladyslaw Mazurkiewicz, un asesino serial que sembró la muerte en Cracovia y su fachada más perfecta fue que era un hombre que poseía muchas propiedades en la capital de aquella nación, además de sus correctos modales y costumbres, con lo cual con el tiempo fue conocido como "El caballero asesino" o el "Apuesto Wladek".

Nacido en enero de 1911 en la ciudad de Cracovia, perdió a su madre de niño y tuvo que criarse con su padre, quien era de profesión impresor pero le dejó una buena enseñanza, ya que pudo ingresar al colegio y luego estudiar en la Universidad Jagellónica, aunque no pudo terminar su carrera.

Con el paso de los años fue haciendo dinero y mejorando su situación económica aunque su ambición por la plata iba en crecimiento hasta límites insospechados, situación que se potenció cuando los alemanes se adueñaron del país en 1939, con lo cual se inició la Segunda Guerra Mundial.

Wladyslaw Mazurkiewicz fue un informante de los alemanes (Archivo).

En plena ocupación germana se hizo amigo de Rudolf Arnold, quien perteneció a la Gestapo teutona, y ambos se hacían favores para mejorar su posición, ya que de un lado Mazurkiewicz era una especie de informante de los alemanes, y por el otro, se le brindaba al futuro asesino serial libertad para moverse por donde quisiera en una nación sitiada.

Wladyslaw Mazurkiewicz: jugador ante todo

A esta altura, Wladyslaw se ganaba la vida en el comercio clandestino de los diamantes, oro, dinero y objetos personales, que ganaba en partidas de cartas o turbias transacciones, es por eso, que su primera víctima no tardó en llegar: fue Wiktor Zarzecki, otro jugador de naipes que fue envenenado con té contaminado a finales de 1943 y le robó 1.200 dólares.

Una víctima que sobrevivió al ataque lo denunció (Archivo).

Cabe destacar, que en este paso del tiempo otras víctimas se sumaron a la lista negra del matador polaco, e insólitamente, tras la finalización del conflicto bélico, este sujeto se ganó un puesto en la Cruz Roja de Polonia, trabajó como instructor de manejo, vendía vino pero seguía también con sus actividades ilegales.

Sobreviviente clave

En septiembre de 1955, Mazurkiewicz tuvo un percance con Stanislaw Lopuszynski por cuestiones económicas y lo hirió de bala, pero la víctima de turno sobrevivió al ataque y lo denunció a la policía local, que no solo lo detuvo sino que inició una investigación que los llevó a descubrir varios crímenes del asesino serial.

Los medios de la época siguieron los casos (Archivo).

El resultado de los operativos terminó por hallar el revólver en su casa y el testimonio de otros damnificados que lo identificaron como autor de ataques, y cuando fue indagado Mazukiewicz sostuvo haber firmado una admisión de culpabilidad bajo tortura.

Sentencia contundente

En tanto, el Tribunal Regional de Cracovia lo juzgó a partir de finales de 1955 y fue acusado por seis asesinatos y dos intentos de homicidios más (otros dicen que llegó a matar a 30 personas), con lo cual fue declarado culpable por la muerte de cuatro hombres y dos mujeres, los cuales fueron Wiktor Zarzecki, Jósef Tomaszewski, Władysław Brylsky, Jerzy de Laveaux, Jadwiga de Laveaux y Zofia Suchova.

El asesino serial polaco terminó ahorcado (Archivo).

La justicia lo condenó a muerte a finales de agosto de 1956, y a pesar de que se declaró inocente, fue ahorcado en la Prisión de Montelupich (Cracovia) en enero de 1957 y con él se terminó la huella de muerte que dejó en Polonia.

POR G.A.