Historias del crimen: ¿Quién fue Marcel Petiot, el hombre que se escudó tras el nazismo para matar y robar a judíos?
Si bien tuvo una juventud plagada de hechos delictivos, el médico de origen francés utilizó la ocupación alemana en su país para pergeñar un oscuro plan que le traería "beneficios propios" a costa de la muerte de otros.
Uno de los capítulos más siniestros de la Segunda Guerra Mundial fue el genocidio nazi ante los ciudadanos judíos en Europa, en el cual millones de personas murieron en campos de concentración de diversas maneras, por una ideología que buscaba una raza pura.
Sin embargo, dentro de la máquina de destrucción impuesta por Adolf Hitler para erradicar a la raza judía, existieron otros siniestros personajes que aprovecharon la situación para una "ganancia personal".
Uno de ellos fue Marcel André Henri Félix Petiot, un médico francés que utilizó el conflicto bélico para estafar y asesinar personas, todas judías, a quienes les prometía una mejor vida y se quedaba con su dinero, además de asesinar a unas 60 aunque se manejan otros números no confirmados de víctimas.
Nacido a finales del siglo XIX en la ciudad francesa de Auxerre, la infancia de Petiot ya mostraba problemas de conducta y actividades sombrías, como torturar y matar animales, ser pirómano, cleptómano o coleccionista de pornografía y como era de suponer, era expulsado de cada colegio en el cual era notado para estudiar.
Marcel Petiot: carrera delictiva
Para colmo en 1912 murió su madre, su padre es trasladado por su trabajo a algunos kilómetros de la ciudad, por lo que el joven Marcel quedó en custodia de sus tíos, quienes no pudieron terminar con el raid delictivo juvenil: robo del buzón de correos, atentado contra bienes públicos y expulsión de dos instituciones educativas.
En 1914 es sometido a un exámen psiquiátrico, en el cual un profesional lo declaró como enfermo mental, terminando su educación en un instituto especial de la ciudad de París en 1915, es decir, en plena Primera Guerra Mundial. Como era de esperar, Petiot se alistó en el ejército francés en 1916 y a pesar de esto, sus fechorías no terminaron, ya que tras la batalla de Aisne, fue llevado herido a la enfermería donde aprovechó para robar mantas, morfina y otras provisiones, billeteras, cartas y fotografías, por lo que fue encarcelado en la ciudad de Orleans.
Luego fue llevado al psiquiátrico de Fleury-les-Aubrais donde le diagnosticaron diversas enfermedades mentales (neurasténico, fóbico y depresivo paranoico), sin embargo, en en final de la guerra (1918) volvió al frente de batalla. Pero no duró mucho en el mismo, ya que se dice que se autohirió un pie con una granada, por lo que dado de baja y recibió una pensión por incapacidad.
Dedicación a la medicina
Insólitamente tras el final de la Primera Guerra Mundial, Petiot llevó a cabo prácticas de medicina en un pabellón psiquiátrico y a finales de 1921, se licenció en ese campo por la Facultad de París y comenzó a ejercer en un hospital de la ciudad de Villeneuve-sur-Yonne, donde mostró un suerte de dos caras: ya que por un lado ofrecía vacunas gratis a los pacientes, y por el otro, seguía con los robos, abortos ilegales y una fuerte adicción a los narcóticos.
Louise Delaveau es considerada como la primera víctima en la carrera de Marcel Petiot, ya que tras tener un largo romance, la joven desapareció un día y nunca más se supo de ella. En la investigación que se llevó adelante, algunos vecinos del médico sostuvieron haber visto al mismo cargando algo en un baúl, pero la policía francesa no pudo hallar un cuerpo a o la joven.
Marcel Petiot: casamiento y alcaldía
Ese mismo año, Petiot llegó a la alcaldía del pueblo con una serie de maniobras y artilugios, lo cual le dió un mejor estatus y un pronto casamiento con Georgette Lablais, hija de un hacendado local, y con quien se convirtió en padre meses más tarde.
A pesar de su puesto político y perfil de médico, los desfalcos de Petiot seguían adelante, de hecho, se lo acusó de robar fondos de la ciudad y de energía eléctrica, por lo que renunció a su cargo y se mudó a la capital del país en 1932.
Desde ese momento hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial, la conducta del doctor no cambió para nada, es decir, siempre fue sospechado de cleptomanía, abortos ilegales, falsas recetas y evasión impositiva, entre otras, por lo que su vida siguió el mismo cauce hasta el inicio del conflicto.
Con el ingreso de las tropas alemanas a París, Petiot le firmaba certificados médicos falsos a ciudadanos franceses en los que confirmaba su incapacidad para el trabajo, prescribiendoles narcóticos, situación que fue condenado por la prescripción excesiva de narcóticos y multado con 2.400 francos.
Otro negocio "entre manos"
Como el dominio alemán en la ciudad era cada vez más largo e importante, Petiot vió otra veta para su interés: prometer a ciudadanos judíos asistir a su clínica ubicada en la calle 66 de Caumartin, en la cual quiso mostrar una actitud patriótica para darle asilo a aquellos ciudadanos y ofrecerles una salida del país a cambio del paga de francos.
Con el nombre de "Doctor Eugene" y tres cómplices, el médico ofrecía a aquellos desesperados por escapar del régimen nazi, la chance de venir a hacia la Argentina y otros países de Sudamérica, en pos de salir de Francia. El doctor cobraba 25 mil francos por persona a judíos, criminales o integrantes de la resistencia para escapar hacia Argentina por vía Portugal.
Pero no todo terminaba ahí, ya que Petiot les decía a las víctimas que el gobierno argentino exigía que fueron vacunados contra una serie de enfermedades para poder entrar a nuestro país, situación que era aceptada por las víctimas con tal de escapar de Europa, aunque engañadas eran conducidas a la muerte.
Junto a Raoul Fourrier, Edmond Pintard y René-Gustave Nézondet, las víctimas eran inyectadas con cianuro, y tras la muerte, se quedaban con sus posesiones y los cuerpos eran tirados al río Sena, sumergidos en cal viva o quemados, según la situación. Las victimas fueron aumentando (entre ellas el peletero Joachim Guschinow y el toxicómano Jean-Marc Van Bever) y las arcas del doctor se agradaron, aunque cada vez se le hizo más difícil hacer desaparecer los cuerpos.
Sospechas de la Gestapo
Por otra parte, la Gestapo alemana sospechaba del accionar del médico francés y para saber qué pasaba, infiltró al preso Yvan Dreyfus en la organización como posible cliente, situación que permite arrestar a sus tres clientes, quienes confesaron los hechos y condujeron a la Gestapo a las puertas del doctor Petiot, quien es detenido y torturado en la prisión de Fresnes, aunque no pudieron sacarle ninguna información.
Tras su liberación, el médico decidió eliminar todas las pruebas que pudieran incriminarlo, por lo que acudió a la última vivienda que había adquirido para llevar a cabo sus propósitos, y borrar todo, colocando todos los cuerpos en una suerte de horno crematorio, en la cual se fueron quemando los cadáveres y emanando de la chimenea un olor nauseabundo.
Los vecinos denunciaron la situación y la policía al realizar el allanamiento se encontró con un paisaje dantesco: una sala con trozos de cuerpos diseccionados, una jaula con grilletes, mesa de operaciones, ojos conservados en formal, piel, vísceras y miembros humanos.
Cuando Petiot llegó a su casa, fue interceptado por la policía francesa e interrogado por el hallazgo, a lo que el asesino sostuvo que esos cuerpos pertenecían a colaboradores nazis que fueron muertos por al resistencia local, palabra que fue creída al principio por la policía, pero no por mucho tiempo.
Tras la euforia de un supuesto patriotismo de Petiot, la policía (a través de su comisario Georges Victor Massu) comenzó a recabar pruebas en el sótano de la casa del médico, y se hallaron 27 cuerpos, 72 maletas y 655 objetos, momento en que descubrieron que las víctimas no eran soldados alemanes sino judíos y de otras nacionalidades.
Sabiendo de su persecución, Petiot se escondió por meses en casas de amigos, se dejó la barba, cambió su aspecto y se puso el sobrenombre de Capitán Valery, pero a pesar de esto, un periódico francés comenzó a publicar a diario un perfil del asesino y cuya cara fue vista por varios ciudadanos locales, lo cual derivó en denuncias de que Petiot se encontraba en París.
Marcel Petiot: detención y juicio
El 2 de noviembre de 1944, Petiot fue reconocido en una estación de tren, la policía lo detuvo y lo imputó bajo cargos de asesinato. Al momento de su detención, se le secuestraron una pistola, 31.700 francos y 50 documentos de identidad.
En marzo de 1945 se llevó a cabo el juicio en el Tribunal del Sena por la muerte de 27 personas, y a lo largo del mismo, Petiot se escudó como un defensor de Francia y que mataba a sus enemigos como luchador de la Resistencia. En el transcurso del juicio, el asesino confesó hacer matado a algunas de las víctimas, no a todas, y por ende, fue encontrado culpable por el tribunal y condenado a muerte por decapitación.
El 25 de mayo de 1946, Marcel Petiot fue llevado a la guillotina de la prisión de La Santé, donde se negó a recibir la palabra de un sacerdote y fue decapitado a manos de un verdugo.
POR G.A.