Este lunes el Papa Francisco y aproximadamente 300 creyentes rezaron a la imagen de la Virgen desde los Jardines Vaticanos, pidiendo "que la humanidad pueda retomar la vida de todos los días con seguridad". De esta manera se dió cierre a la maratón de rezo del rosario que ocupó el mes de mayo.

La iniciativa, que buscó invocar el fin de la pandemia, involucró sesiones de plegaria alrededor del mundo: iniciada por el propio Francisco frente desde la Basílica de San Pedro, el pedido pasó por Oriente Medio, África y Asia hasta Latinoamérica.

La última sesión vio al Papa frente a la Virgen Desatanudos, de quien se sabe es fiel devoto. El Vaticano explicó que "la elección de esta imagen quiere representar una oración especial para que la Virgen interceda para deshacer el sufrimiento que ha atado al mundo en este tiempo de crisis sanitaria, pero también económica, psicológica y de relaciones sociales".

La imagen es una copia de un cuadro que se conserva en Augsburgo, Alemania, del artista alemán Johann Georg Melchior Scmidtner de 1700.

El Papa pidió a la Virgen deshacer los "muchos nudos que se atan en nuestra existencia", entre los cuales mencionó cinco conflictos centrales: uno por "la soledad y la indiferencia, que se han profundizado en este tiempo", otro por el desempleo, "con especial atención al desempleo juvenil y de las mujeres"; un tercero por la violencia, "en particular la que se origina en la familia", y otro por la institución del matrimonio.

Uno de los nudos se vincula más directamente a la situación pandémica: el rezo del Papa por el "progreso humano", en el que se refirió a la necesidad de compartir los descubrimientos científicos para que sean accesibles a todos, especialmente a los más débiles y pobres.

Evidenciando aún más su pedido por la universalidad de la vacunación, el Sumo Pontífice cerró el evento pidiendo "que todos, sin exclusión de ningún tipo, tengan pronto la posibilidad de protegerse con la vacuna".

A la recitación del rosario le siguió una procesión a través de los Jardines, donde participaron decenas de fieles además de los niños que tomaron la comunión en la parroquia de Viterbo, la primera iglesia en abrir sus puertas para instalar centros de vacunación.