En su última escala, el Papa Francisco pidió a Singapur que "no se olvide a los migrantes y obreros extranjeros"
Francisco inició su visita a Singapur tras recorrer Timor Oriental. En un encuentro con el presidente y el primer ministro, destacó la fortaleza económica del país, pero también pidió atención a los más vulnerables.
En la última etapa de su gira asiática, el papa Francisco arribó a Singapur el jueves por la mañana, tras visitar Indonesia, Papúa Nueva Guinea y Timor Oriental. Su llegada fue marcada por la presentación de una nueva orquídea híbrida, la dendrobium His Holiness Pope Francis, un tributo a su visita.
A su llegada, Francisco fue recibido bajo un cielo nublado por decenas de personas que vitoreaban “¡Viva Papa Francesco!”. Durante su visita a la ciudad-estado de 6 millones de habitantes, el Papa se reunió con el presidente Tharman Shanmugaratnam y el primer ministro Lawrence Wong. También se dirigió a miembros del gobierno y al cuerpo diplomático en la Universidad Nacional de Singapur.
En su discurso, Francisco elogió el progreso económico de Singapur, destacando sus modernos rascacielos y el compromiso del gobierno con el desarrollo sostenible, la vivienda pública, y la educación y sanidad de calidad. Sin embargo, advirtió: “Me gustaría recalcar el riesgo que supone centrarse sólo en el pragmatismo o poner el mérito sobre todas las cosas, en especial la consecuencia involuntaria de legitimar la exclusión de aquellos que se encuentran al margen de los beneficios del progreso”.
El Sumo Pontífice hizo un llamado a las autoridades singapurenses para que piensen en quienes a menudo enfrentan condiciones difíciles. “No se olviden de los migrantes y obreros extranjeros”, instó.
El Papa Francisco se encuentra en el décimo día de su gira, la más extensa y lejana de su pontificado, que concluirá el viernes después de recorrer 33.000 kilómetros. Su visita a Singapur incluye una reunión privada con jesuitas y un discurso frente a autoridades, representantes de la sociedad civil y del cuerpo diplomático.
A pesar de problemas de salud y el agotador ritmo del viaje, el Sumo Pontífice se mostró en buena forma y sonriente durante su visita a Singapur. Esta es la primera visita papal a la ciudad-estado desde la realizada por Juan Pablo II en 1986.
Además de su llamado a la inclusión, Francisco también destacó la necesidad de abordar las críticas que enfrenta Singapur, incluyendo su severo sistema judicial y la aplicación de la pena de muerte. Con una población diversa y una mayoría budista, Singapur alberga una minoría cristiana que representa alrededor del 19% de su población.
Mañana, el Papa será recibido en el Parlamento, donde continuará con su apretada agenda antes de concluir su histórica gira.