"Me pagan por beber", bromea el empresario e influencer brasilero Henrique Maderite, sobre el éxito que logró en los últimos dos años. Desde principios de 2020, todos los viernes al mediodía, un video de Ferreira aparece en cientos de grupos de WhatsApp de todo Brasil con el influencer invitándolos a disfrutar de la vida. "Quien lo hizo, lo hizo; quien no lo hizo, ya no lo hace", le gusta decir, con un vaso de cerveza en la mano y una amplia sonrisa en el rostro. 

Henrique Costa Ferreira, de 46 años, dice que todo comenzó con una broma para contagiar un poco de alegría entre sus compañeros de trabajo. El padre de familia tampoco tenía previos conocimientos sobre la carrera de influencer: Maderite es un apodo de la época en que andaba en motociclismo y su profesión original tampoco tiene que ver con el humor; es socio de una constructora en Minas Gerais.

En 2020, Costa Ferreira comenzó a publicar en Instagram los videos que dedicaba a los compañeros de trabajo que no se acercaban con el resto al bar una vez terminado el viernes, burlándose amistosamente y llamándolos "esclavos del dinero", entre otras cosas. Como suele suceder en las redes sociales, un par de estos videos terminaron viralizándose.

"Mis amigas piensan que eres un vagabundo. Tienes que encontrar una manera de ganar dinero con eso" le dijo su esposa Fernanda. Y así fue. Ahora la cuenta de Instagram del hombre, de más de un millón de seguidores, pasó a ser una empresa increíblemente viral.

"Nunca busqué esto. Mi red social tenía fotos de lo que solía hacer, como andar en bicicleta, correr motos y caminar por el campo con amigos, por ejemplo. Pero cuando miré, la oportunidad ya estaba en la puerta. Algunas personas creen que no trabajamos, pero yo trabajo mucho. Pero solo hasta el viernes. Después del 'mediodía' olvídalo, ni el dron me encuentra", aseguró Maderite a una radio local.

"Voy a un bar y digo que voy a trabajar": el éxito del influencer de los fines de semana

El padre de familia se convirtió en un influencer estrella en menos de dos años. (Instagram: @henriquemaderite)

Si todo empezó como una broma, ahora el juego es más serio que nunca. Con 12 contratos anuales y otros 30 puntuales, Maderite tiene contratos con cervecerías, el Banco do Brasil, y otras marcas. Con la cervecería Laut el acuerdo llegó a tal punto que el gerente de marketing de la empresa es socio formal de Costa Ferreira. "Ahora el viernes voy a un bar y digo que voy a trabajar" dijo el flamante influencer.

Según Maderite, uno de los secretos de su éxito es su honestidad: "No exagero en las publicaciones. Mi público tiene entre 25 y 57 años y es práctico. Quieren ver, reír o comprar", dice. Los empleados de la productora no únicamente se dedican a editar los videos, sino también a interactuar con los seguidores. Maderite dice que su diferencial está en la calidad, y no en el volumen: "En el vídeo del viernes pasado tuve 1,6 millones de reproducciones, 138.000 me gusta, 6.000 comentarios, 200.000 compartidos", ejemplificó para Exame.

Otro material que tiene éxito en las redes son los cuadros de preguntas que Henrique pone a disposición en su Instagram. Las respuestas las graba él mismo, en casa, con su mujer y sus hijos Ana Clara y Henrique Júnior. "Vengo de una familia muy humilde y aquí en casa predicamos eso. Por eso nos preocupamos por demostrar que somos felices".

Este espíritu trabajador salió a relucir luego de una serie de tormentas en la región de Minas Gerais, en enero de este año. El influencer utilizó las redes sociales para pedir donaciones para los damnificados por las lluvias. En un fin de semana recaudó 2,6 millones de reales. Para permitir que su audiencia siga el trabajo, creó un sitio web que muestra en tiempo real el destino de los recursos. Compró 30 toneladas de alimentos, mil estufas, mil refrigeradores y mil camas.

Ahora, el influencer está reclutando nuevos nombres para su agencia, con el objetivo de ampliar el potencial de los anunciantes. A pesar de trabajar en conjunto con todo tipo de marcas, desde comida chatarra hasta tiendas de mascotas, incluidos bancos y cervecerías, Maderite dice que hay un límite en lo que puede divulgar. "Tiene que ser genuino", sostuvo.