Una impactante tragedia generó conmoción en los últimos días. Un hombre fue arrestado y acusado de asesinato tras dejar a su hija de 2 años en el auto durante tres horas, en medio de una ola de calor con temperaturas que superaron los 42°C.

El hecho sucedidó el martes pasado en una propiedad la localidad de Marana, cerca de Tucson, en Estados Unidos, donde un hombre, identificado como Christopher Scholtes, de 37 años, dejó encerrada a su hija Parker en su vehículo y se fue a jugar a los videojuegos.

Según confesó el acusado, llegó a su casa cerca de las 14:30 y notó que su hija se había quedado dormida durante el viaje. Ante esto, el sujeto optó por dejar a la nena durante media hora en el auto para evitar despertarla. En ese sentido, indicó que la había dejado con el auto en marcha y con el aire acondicionado encendido.

No obstante, tras analizar las cámaras de seguridad de uno de los vecinos, los investigadores descubrieron que en realidad el detenido había regresado a su domicilio cerca de las 12:30 y que la menor permaneció durante más de tres horas en el auto, hasta que su mamá, Erika, una médica anestesióloga, regresó a casa alrededor de las 16 y la encontró inconsciente.

La mujer al ver esta situación le realizó maniobras de RCP para intentar reanimarla a la nena hasta que llegaron los servicios de emergencia. La pequeña fue llevada de inmediato a un hospital, donde los médicos declararon su muerte.

Según revelaron documentos judiciales, mientras la nena de 2 años se encontraba sofocada en el auto, Scholtes jugaba videojuegos en la casa, indicó el medio KPLCTV. El hombre fue detenido el viernes y enfrenta cargos de "asesinato en segundo grado" y "maltrato infantil".

La menor pasó más de 3 horas dentro del auto en medio de una ola de calor mientras su padre jugaba a los videojuegos (Imagen Daily Mail).

Tras lo sucedido, las otras dos hijas de Scholtes, de 9 y 5 años, revelaron que su papá ya las había dejado en otras ocasiones en el auto y señalaron que el hombre “se distraía jugando su juego y guardando su comida”, mientras su hermana estaba en el auto.

En el tribunal, Scholtes fue acusado de asesinato y de poner en peligro a un menor. Su esposa le pidió al juez tras la imputación que lo liberara al considerar que había cometido un "gran error" y que él no era un mal padre. “Solo estoy pidiendo si pueden permitirle volver a casa con nosotros para que todos podamos comenzar el proceso de duelo, para que pueda enterrar a nuestra hija con nosotros la próxima semana y podamos atravesar todo este proceso juntos como familia”, le dijo al juez.

Y suplicó: “Solo quiero que las niñas vean a su padre, que no tenga que decirles esta noche que tendrán que soportar otra pérdida”. Ante este pedido, el magistrado finalmente fijó una fianza de 25.000 dólares a pesar de que los fiscales habían solicitado una fianza de un millón de dólares.