La flexibilización de las cuarentenas en Europa estuvo acompañada por una salida masiva de personas que durante varias semanas estuvieron encerradas en sus casas. Sin embargo, la emoción de muchos despertó preocupación en las autoridades de varias ciudades, que temen que el entusiasmo por los paseos derive en un rebrote del coronavirus.

Una de las alarmas se encendió en Andalucía, España, cuyas autoridades manifestaron su temor por la gran cantidad de personas que se reunió en bares y restaurantes. "Hubo algunas imágenes que no debían haberse producido", advirtieron, por lo que pidieron "no relajar las costumbres", porque "el virus sigue estando".

La advertencia llegó luego de que en los bares se reunieran grupos de amigos y familias, muchos de los cuales tenían muy poca protección. "No podemos pasar del negro al blanco en un solo día", expresó el consejero de Salud de Andalucía, Jesús Aguirre, quien agregó que el gran trabajo realizado durante semanas "no se puede perder por una relajación de las costumbres".

Por esta situación, esta marte se dieron las primeras clausuras de bares y restaurantes en Sevilla, por aglomeración de clientes y falta de protección, mientras que en Almería las sanciones obedecieron a la ausencia de licencia para tener atender en patios abiertos.

Esta situación coincidió con un aumento de la cantidad de fallecidos y contagiados en España. Las autoridades sanitarias revelaron este martes que hubo 176 muertes en las últimas 24 horas y 426 nuevas infecciones. De esta manera, desde el inicio del brote, el país acumula 26.920 víctimas fatales y 228.030 enfermos.

Filas interminables 

Si la posibilidad cada vez mayor de salir a la calle generó preocupaciones en España, la situación en Francia no fue mejor. En París, Burdeos y Lyon se observaron imágenes de decenas de personas que se agolparon en las puertas de las tiendas Zara, sin respetar la distancia social necesaria para prevenir contagios.

En todos los casos se repitieron filas que ocupaban decenas de metros a la espera de poder entrar a las famosas tiendas, mientras que en el ingreso, un empleado les ofrecía alcohol en gel para las manos. Un dato que agrava esta situación es que casi ninguno de los clientes tenía colocado el barbijo.

A medida que esta situación comenzaba a trascender, los comentarios en las redes sociales aumentaron y la mayoría incluía críticas a la desesperación de la gente por ir a las tiendas de moda, dejando en segundo plano la emergencia sanitaria. "Cuando el primer reflejo de las necesidades de la gente es hacer cola a las 8 de la mañana en Zara, como si fuera una emergencia extrema... qué triste", resumió una persona en Twitter.