Instantes de terrible conmoción y angustia se viven en el suroeste de China, donde cientos de bomberos y militares buscan sobrevivientes entre los escombros dejados por un fuerte terremoto registrado el lunes pasado, que mató al menos 65 personas y provocó numerosos daños en edificios e infraestructuras.

Se contabilizaron por el momento 37 muertos en la prefectura autónoma tibetana de Garze y 28 en el condado vecino de Shimian, según la cadena de televisión CCTV y el periódico People Daily, el diario del Partido Comunista.

Además, hay casi 250 heridos y 12 desaparecidos, según los balances publicados por los medios estatales. La televisión CCTV también informó de unas 200 personas aisladas en el valle de Hailuo, una zona muy turística de glaciares y cumbres nevadas situada a más de 2.850 metros de altitud.

El sismo de magnitud 6,6 se produjo el lunes poco antes de las 13 (2 de la madrugada en Argentina) a 10 kilómetros de profundidad en la provincia de Sichuan, según los servicios geológicos estadounidenses, recordó la agencia de noticias AFP.

El sismo dejó cientos de heridos y desaparecidos (Telam).

Cabe destacar, que el epicentro se situó en el condado de Luding, una zona de valles, ríos impetuosos y rutas estrechas situada en los lindes de la meseta del Tíbet, a unos 200 kilómetros al oeste de la capital provincial Chengdu.

La televisión pública CCTV informó de más de 11.000 evacuados de las zonas expuestas ahora a deslaves o al derrumbe de edificios. Igualmente, resultaron dañadas al menos siete plantas hidroeléctricas, indicó el ministerio de Recursos Hídricos.

"Todo el mundo está en tiendas de campaña" instaladas por los socorristas y el ejército, explicó por teléfono Chen Ling, que regenta un restaurante en el pueblo de Moxi, uno de los puntos más afectados.

"Es más seguro estar aquí, porque todavía hay réplicas y las tejas pueden caer fácilmente de los edificios. La electricidad está cortada, aunque nos han puesto generadores", explicó la mujer, que espera quedarse aquí "probablemente de 10 a 15 días".

Bomberos y soldados trabajan a la par para salvar vidas (Twitter).

"Todos los edificios presentan un riesgo de derrumbe. Algunos no se han venido abajo, pero todos tienen fisuras", contó Yang Qing, jefa de otro restaurante de Moxi, que pasó la noche en una tienda de campaña.