Yasuo Takamatsu, de 64 años, perdió a su esposa Yuko hace 10 años cuando un tsunami arrasó la ciudad de Onagawa, en el noroeste de Japón. Sus restos nunca fueron encontrados, por lo que el hombre decidió aprender a bucear para buscarla.

Takamatsu obtuvo una licencia de buceo en el 2013 y pasó los últimos siete años realizando inmersiones cada semana para tratar de dar con el cuerpo de su esposa. Estima que hasta el momento, se sumergió en el océano Pacífico al menos 470 veces.

“Va a tomar tiempo encontrar a todos. Tengo muchas ganas de encontrar a mi esposa, pero sé que hay una gran posibilidad de que no lo haga. Por el momento, estoy entrenando porque necesito mejorar muy rápido”, señaló.

Takamatsu es conductor de autobús de profesión y nunca pensó en aprender a bucear, por lo que le preocupaba no poder hacerlo, pero su motivación lo empuja al mar cada semana.

"Me sumerjo como si fuera a encontrarme con ella en algún lugar. Siempre pienso que puede estar en algún lugar cercano", explicó.

Una vez al mes también se une a las autoridades locales para realizar búsquedas submarinas de los restos del alrededor de 2.500 personas que aún no han podido ser localizadas. Takamatsu comentó que hasta el momento solo hallaron álbumes, ropa y otros objetos, pero nada que perteneciera a su esposa.

Takamatsu se sumergió al menos 470 veces para encontrar los restos de su esposa.

En un mensaje de texto enviado a las 15.23, media hora después de que un gran terremoto submarino sacudiera Japón el viernes 11 de marzo de 2011 y desatara un tsunami que arrasó con la costa japonesa, Yuko dijo: “Quiero ir a casa”.

Ese fue su último mensaje. “Me siento fatal al pensar que ella todavía está ahí fuera. Quiero llevarla a casa lo antes posible”, afirmó Takamatsu.

“Ella era una persona gentil y amable. La extraño, extraño la gran parte de mí que era ella”, confesó el hombre que prometió no rendirse.