Alerta máxima en Uruguay: estiman que en 10 días Montevideo se quedará sin agua potable
Por los efectos de la peor sequía del último siglo en la zona, la última gran reserva de agua dulce de la capital uruguaya tiene menos de un 2% de disponibilidad. “Por ahora sigue siendo bebible”, afirmó el presidente Luis Lacalle Pou.
La capital de Uruguay, Montevideo, está cerca de una situación crítica: quedarse sin agua bebible para la población, en medio de la problemática del agua que se transformó en emergencia hídrica tras la peor sequía del último siglo. ¿Qué pasará cuando las reservas se agoten por completo?
“Por ahora sigue siendo bebible”, afirmó el presidente Luis Lacalle Pou, asegurando que se avisará con tiempo cuando la situación cambie y los niveles de sodio y cloruros —elevados por la imposibilidad de mezclar el agua del Río de la Plata (salada) con la del río Santa Lucía (dulce) por el agotamiento de esta última fuente— no permitan seguir consumiendo el agua distribuida por la Administración Nacional de Obras Sanitarias del Estado (OSE).
Sin embargo, ese “tiempo” es cada vez más acotado: según las estimaciones, a la capital del país le quedan aproximadamente seis días de agua bebible si no se presentan lluvias copiosas que permitan recuperar algo de las reservas perdidas.
Mientras tanto, el nivel en el embalse de Paso Severino sigue cayendo, y ya llegó al 1,75% de su capacidad —apenas 1.173.573 metros cúbicos de su capacidad total de 67.000.000 metros cúbicos—; y la salinidad en el agua se disparó en todas las líneas de bombeo que abastecen a la capital y sus alrededores, superando ampliamente los límites máximos de sodio y cloruros permitidos por el Ministerio de Salud Pública (MSP).
Ahora bien, pareciera ser que el momento en que finalmente el agua deje de ser bebible en la zona metropolitana está cada vez más cerca y es inevitable. Frente a este escenario, OSE y los gobiernos departamentales, así como el gobierno nacional, prepararon diversas medidas para garantizar el abastecimiento de este recurso indispensable en la población.
La posibilidad de que la zona metropolitana se quede sin agua se baraja desde hace semanas, y la fecha límite se ha ido postergando gracias a algunas escasas lluvias que permitieron mantener las reservas por algunos días más. Sin embargo, la velocidad con la que el nivel de agua sigue bajando en Paso Severino —perdió más de la mitad de su caudal en las últimas dos semanas— hace pensar que el agotamiento del agua bebible está más cerca que nunca.
En este escenario, OSE trabaja en una aplicación para celulares que permitirá organizar la distribución de agua embotellada o subsidiada entre los ciudadanos del área afectada, garantizando así el abastecimiento. Para esto, la empresa estatal compró un software por 40 millones de pesos (más IVA) a la empresa tecnológica Sonda, cuyo funcionamiento incluiría la posibilidad de tener un monto determinado a modo de crédito para gastar en agua embotellada. El crédito —a determinación del gobierno— servirá en los comercios que vendan agua y permitirá comprarla sin costo alguno o con un precio subsidiado. Sin embargo, no hubo novedades sobre este tema en los últimos días.
Mientras tanto, la planta desalinizadora que debía llegar de Houston, Estados Unidos, a mediados del mes pasado —y que, en un escenario donde la principal fuente de agua será el Río de la Plata, por lo que esta maquinaria se hace indispensable—, todavía podría demorar entre una y dos semanas más en arribar al país, en tanto el dispositivo no entra en ninguno de los aviones que tiene disponible el gobierno y el viaje se realiza en barco.