Por Matías Resano
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Nos parieron, nos formaron y nos acompañan en todo momento, nuestras madres ocupan un lugar esencial en nuestros vidas. Por eso en su día, Crónica las homenajea, a modo de agradecimiento eterno, retratando diferentes y conmovedoras historias, pero con un denominador común: el orgullo de ser mamá y las hermosas sensaciones que ello desencadena.

Romina y Nicolás aguardaban la llegada de su segundo hijo, cuando él perdió la vida en un accidente de tránsito. Nico era uno de los músicos de Peppo, y viajaba con el cantante en la trágica madrugada del 20 de julio de 2019.

Al tomar conocimiento de la muerte de su compañero de vida, la joven bajó los brazos por completo, no quería seguir hacía delante: "Yo pensé quitarme la vida, pero estar engendrando a Mateo me lo impedía, porque no tenía derecho a matarme y matarlo a él".

El desgarrador relato pertenece a Romina, quien a su vez detalló: "Planifiqué matarme cuando naciera. El parto fue en soledad y en silencio, sólo acompañada por una partera y una enfermera. No pude mirar a mi hijo durante tres días, ya que una depresión profunda, una sensación de no querer existir me inundaba el cuerpo".

Sin embargo, semejante pesar comenzó a transformarse en amor materno, cuando el niño reflejó síntomas de fiebre, al cuarto día de estar en su casa. En aquella instancia, las autoridades médicas le informaron a la mujer que dicho cuadro febril podría poner en riesgo la vida de su bebé. Al ingresar a la sala donde su niño recibía la atención correspondiente, "escuché su llanto desconsolado, lo miré, le pedí perdón y automáticamente me enamoré de él. Me dí cuenta de que él me necesitaba y no estaba valorando su vida".

Luego de tan emotiva comunión con su pequeño, Romina dejó en claro que sus dos hijos hoy representan "la alegría más grande que tengo. Ellos me mantienen en vida y son mi motor. Hoy aprendí a valorar todo lo bueno que tengo, a ser feliz. Tanto Alma como Mateo me llenan el alma".

Romina, pareja de Nicolás, quien murió en el accidente de El Peppo.

Si de pedir justicia se trata y luchar por ella, Linda Vázquez puede hablar largo y tendido al respecto, y de seguir sintiendo ser madre, a pesar que le arrebataron a su hijo, Mariano, el 23 de marzo de 1995. "Muchas madres murieron sin que los asesinos sean condenados. En mi caso, pasó por la misma situación, pero la memoria de mi hijo me tiene en pie, así como también me siento madre de todos aquellos que fueron víctimas, por ejemplo, los chicos de Cromañón, o de José Luis Cabezas, con cuyas mamás hemos estado codo a codo", relata. 

Hace 25 años también que Marcela se convirtió en mamá de sus propios hermanos, luego de que su madre se quitara la vida. Por aquellos tiempos, ella ya era madre de un bebé de 4 meses, pero como hermana mayor también debió desempeñar un rol materno con sus hermanitos de 12 y 11 años. Por esta razón, sacó fuerzas hasta de dónde no tuvo para asumir la manutención del hogar, acompañar a sus hijos del corazón en enfermedades severas y superar diversas dificultades.

A más de dos décadas de dicho punto de partida, la mujer dejó en claro que "fue una experiencia muy linda, más allá del dolor por la muerte de mí mamá. Yo los cuidaba ya de chiquitos, así que me sentí preparada para hacer de mamá de ellos. Mis hermanos siempre me consultan como una madre, y a veces me causa gracia, porque por ahí no dimensiono el vínculo que forjamos de esa manera".

Por su parte, Rosa es mamá del centenar de personas que acuden a su comedor Todos por los Chicos, en Remedios de Escalada, donde funciona en su propia casa, en pleno proceso de reconstrucción luego de que la propiedad fue arrasada por un incendio el 21 de julio pasado.

Allí, lunes y miércoles, funciona un merendero y los viernes una olla popular, gracias a un esfuerzo ejemplar que no lo detiene ningún tipo de carencias. Al respecto, la mentora de la solidaria iniciativa argumentó que "soy mamá y veo a un chico que está fuera de su casa y te dice que no tiene nada para comer, y no me puedo permitir que vuelva a su casa sin nada".

Remarcó que "hay mucha gente que está detrás de la puerta esperando, y siento que no tengo que bajar los brazos, para vivir como se puede". Bajo esa convicción, ella confesó que "el premio es ver la sonrisa de los chicos y ver cómo crecen, y que muchos ahora ya adultos estén al lado mío".

Marcela asumió la maternidad de sus hermanos tras el suicidio de su mamá.

En su misma dirección, Lorena recibirá este domingo a centenares de madres en su merendero, situado en la localidad bonaerense de Caseros. Ambas mujeres requieren de ayuda, para celebrar su día de la única forma que ellas saben ser felices, asistiendo a quien las necesita.

Aquel que quiera regalarles una donación sea mediante un alimento o un obsequio para las madres que concurren a estos establecimientos benéficos, puede hacerlo llamando a Rosa al 11 6135-6907 o a Lorena al 11 2700-1886.

Linda Vázquez no se cansa de pedir justicia por su hijo.

POR M.R.