Emigró a Estados Unidos, vendió un departamento en Mendoza y con el dinero puso un refugio de animales: "Lo bueno hay que hacerlo ahora"
El hogar se llama "La Casita de Lula", allí tres mujeres se encargan de darle abrigo, cuidados y alimento a más de 150 animales que son abandonados en esa provinca cuyana. Conocé la emocionante historia.
Su casa estaba ubicada en una de las zonas más caras y exclusivas de la ciudad de Mendoza, por su gran cantidad de bares y restaurantes gourmet, sobre la calle Arístides Villanueva. Ahora, Leticia Cristal, decidió venderla y comprar un terreno en Colonia Segovia, en la localidad de Guaymayén. Su objetivo es el de apadrinar y cuidar a más de 150 animales y destinar el sitio al funcionamiento de un centro veterinario.
Mediante algunos colaboradores, de colectas que realiza cada tanto y del dinero que proviene de sus propios bolsillos, Leticia creó "La Casita de Lula", un refugio de animales, donde le dan de comer, curan y cuidan a perritos, en 65 caniles, para que tengan una vida mejor.
Leticia vive en Estados Unidos, donde tiene su propia marca de ropa. "Siempre me gustaron los animales, siento que tengo una conexión muy fuerte con ellos. Desde chica, cuando rescataba perritos con mi amiga Paola. Y bueno, siempre fue mi sueño tener un lugar donde rescatarlos, darles un refugio", relató al medio local Los Andes.
El refugio de animales es administrado por Noelia Moreno y Mónica Gauna, quienes junto a Leticia Cristal que apoya desde el extranjero, entre otros colaboradores anónimos, realizan un trabajo muy importante a la hora de sacar a los animales de la calle.
Según relató, Leticia se fue a los 19 años, en el 2000, a vivir a Estados Unidos. Allí su idea era trabajar, juntar dinero y regresar. Sin embargo, su familia se quedó en ese país. Durante ese lapso se compró un departamento en la calle Arístides. Pero logró la ciudadanía y pudo poner su negocio de ropa en el extranjero, por lo que se quedó allí.
"En 2013 pude volver a viajar a Mendoza y fue ahí cuando conocí a Noelia. Recuerdo que estaba caminando por la calle San Martín con una perrita postrada en un cochecito. Tiritaba y tenía tic nerviosos por el moquillo, esa maldita enfermedad cruel. Así que cuando la vi a la perrita me di cuenta que realmente quería ayudar y que Dios había puesto en mi camino a Noelia. Ahí empezó nuestra relación", contó.
Leticia le dijo a Noelia que la iba a ayudar con Lula (la perrita del cochecito). Luego conocieron a Mónica. "Seguimos en la lucha todos los días para conseguir alimento, para que vivan lo más digno posible, que tengan medicina, que puedan ir a la vete, que tengan abrigo en el frío, o que estén bien en el calor", indica recordando el gasto que lleva el lugar para el mantenimiento.
"Vos me avisás, lo vendo y compramos el terreno", les había dicho Leticia a sus dos compañeras para elegir el sitio indicado para poner el refugio. "Las chicas hacen el trabajo más duro, fuerte y sucio, porque tienen que ocuparse de todo. A muchos los salvamos y algunos ya están muy mal y no podemos hacer nada. Muchas veces mueren en sus brazos. Yo las admiro porque tienen un corazón y un valor que yo desearía tener", describió Leticia.
La emprendedora resaltó que "lo bueno hay que hacerlo ahora" y que vale la pena cuando se encuentra a gente buena que acompañe estos sueños solidarios.
"Así como hay gente indiferente al dolor ajeno hay gente que valora la vida del animal que sufre. Ese dolor es el mismo y ellos también tienen que comer para sobrevivir. Deberíamos aprender de ellos y ojalá podamos evolucionar un poco más", relató.
Para hacer donaciones a "La Casita de Lula", pueden comunicarse con Noelia al 261 5350925.