Día del Maestro: recuerdo imborrable de Domingo Faustino Sarmiento
Este 11 de septiembre se cumplen 132 años de su paso a la inmortalidad. Maestro, periodista y presidente componen una de las importantes figuras de nuestra historia.
Por Gabriel Arias
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Domingo Faustino Sarmiento ha sido uno de esos personajes importantes de nuestra historia, ya que tuvo un destacado rol en la instauración de nuestra educación actual, y además ocupó diversos cargos políticos, entre ellos se desempeñó como presidente de la Nación entre 1868 y 1874.
Este 11 de septiembre se cumplen 132 años del paso a la inmortalidad del prócer, en una historia que comenzó allá por 1811, cuando Sarmiento nació en la ciudad de San Juan y a pesar de debatirse entre el sacerdocio y la docencia, finalmente se inclinó por el segundo punto.
De hecho, junto a su tío, el fraile José de Oro, erigieron una escuela en la localidad puntana de San Francisco del Monte y les dieron clases a los chicos lugareños. Sarmiento también tuvo una gran pasión por el periodismo; de hecho, en 1839, mientras vivía en la provincia de San Juan, fundó el periódico local El Zonda y tres años más tarde hizo lo propio en Chile al crear el diario El Progreso, además de ser un escritor fiel de otro grande de esa nación: El Mercurio.
En tanto, la milicia también tuvo su lugar en la vida del sanjuanino, ya que en sus primeros años se desempeñó como alférez en el ejército federal pero las diferencias con sus superiores lo hicieron "cambiar de rumbo" y pasarse al bando unitario, en el ejército dirigido por el general José María Paz. En 1852 se unió al Ejército Grande del general Justo José de Urquiza y allí finalizó su carrera militar.
A partir de ahí, Sarmiento transitó el camino de la política, el cual inauguró como concejal de Buenos Aires por un tiempo de dos años, para luego convertirse en senador nacional. En 1860 fue designado ministro de Gobierno por parte de Bartolomé Mitre (quien en 1862 fue presidente de nuestro país), y dos años después llegó a ser el gobernador de la provincia de San Juan.
Tras cumplir con sus dos años en la gobernación, volvió a la carrera diplomática y fue nombrado Ministro Plenipotenciario en Estados Unidos, hasta que en 1868 cumplió su sueño: ser presidente de la Nación. Desde 1868 hasta 1874, Sarmiento llegó a la presidencia y uno de sus pilares fue la educación nacional, la cual se basó en la construcción de varias escuelas y la llegada de maestras estadounidenses que marcaron el rumbo de la futuras docentes de nuestro país, y un brillante sistema educativo.
Para 1887 y con diversos problemas de salud como sordera, insuficiencia cardíaca y bronquial, Sarmiento se trasladó junto a su hija Faustina y sus nietos a la ciudad paraguaya de Asunción, ya que según su médico personal era un mejor clima para su estado deteriorado de salud y podría beneficiarlo.
Sin embargo, el 11 de septiembre de 1888 falleció por una complicación cardíaca y meses más tarde sus restos fueron traídos por barco a nuestro país y en la actualidad descansan en el cementerio de la Recoleta.