"¿Te imaginás encontrarte en tu último año de secundaria y que tus compañeras, casi adultas, hagan todo lo posible por lastimarte y humillarte? ¿Te imaginás que te hagan aislar al límite de tener que terminar tu sexto año en casa y recibirte por Internet? ¿Te imaginás perderte tu cena de egresados, tu viaje de promoción, tu acto de fin de año? ¿Te imaginás que después de haber terminado el ciclo lectivo y ya sin verte, sigan hostigándote fuera de la escuela y habiendo transcurrido varios años? Pero, aún peor, ¿Te imaginás que tu institución y sus autoridades te dejen a la deriva?".

Victoria Puccetti tiene la respuesta a todos esos interrogantes, porque lo vivió en carne propia. Es que en 2013, mientras cursaba el sexto y último año en la escuela secundaria Instituto del Rosario, en la ciudad cordobesa de Villa María, fue víctima de bullying por tres compañeras. Ante la falta de respuestas que recibió por parte de la institución educativa, el caso llegó a la justicia, y en Argentina fue el primer juicio que se realizó por bullying. Hoy, Victoria decidió dar a conocer su historia, para concientizar sobre esta problemática invisible, pero que deja marcas imborrables en quienes lo sufren. 

Según un informe de la UNESCO, aproximadamente uno de cada tres (32%) estudiantes fue acosado por sus compañeros en la escuela. Victoria, que tiene 24 años, forma parte de esa estadística que posiciona a la Argentina en el puesto número 15 del ránking de países con mayor tasa de índice de bullying en el mundo.

Esta problemática no está tipificado como un delito penal, por tal razón, la causa fue caratulada por lesiones leves psicológicas por el daño causado y el hostigamiento que recibió Victoria durante la secundaria. Después de siete años de larga espera, la audiencia oral finalmente tuvo lugar el 4 de septiembre de este año, y resolvió que las tres acusadas, Natalia Dekimpe, Valentina Dold y Dalila Hiotidis fueran absueltas, ya que eran menores cuando ocurrieron los hechos, los cuales no pudieron ser demostrados.

Las acciones de acoso y hostigamiento comenzaron en el 2013, cuando tenía 17 años, y fue al año siguiente cuando se efectuó la denuncia. “Mi intención con esto nunca fue buscar venganza, ni hacer justicia, sino que se conociera y se concientizara y reeducara a la sociedad acerca de esto que pasa”, remarcó la joven en diálogo con Crónica.com.ar.

Y agregó: “Estoy agradecida de todo lo que hizo la justicia, más allá del resultado. Quiero destacar la oportunidad que me dio la jueza, Eve Flores, para abrir el debate, porque lo estuve esperando seis años”.

En ese marco, Victoria hizo énfasis en “todo el sufrimiento” en el que se vio sumergida durante los seis años que implicó llegar hasta el proceso judicial, y remarcó: "Nunca pensé que iba a terminar en un juicio". Y agregó: "Todo esto se hubiese solucionado con unas disculpas, pero hasta el día de hoy nunca llegaron. Por eso llegamos hasta esa instancia”.

El bullying: "La violencia psicólogica se fue agravando cada vez más"

 “El bullying es una serie concatenada de actos, de constante humillación y hostigamiento”, explicó Victoria que el año pasado se recibió de abogada. En una primera instancia comienzan dentro del colegio y luego se extiende a otros ámbitos. Victoria, contó que en su caso “no hubo una causa concreta”, que disparara el hostigamiento, sino que con el paso del tiempo estos actos aislados de “violencia psicológica” “se fueron agravando” cada vez más. El papá llegó a acompañarla hasta el colegio, incluso hubo veces en las que sus familiares tenían que retirarla de las clases porque la angustia se volvía incontrolable. “El límite es desde el momento en que el otro manifiesta que le está haciendo mal”, dijo la joven.

Mientras tanto los demás compañeros de curso, “omitían” lo que veían. “Lo más triste es la invisibilidad, alguien puede decirte algo en el oído y retirarse, y esas son huellas invisibles de probar. Todo es muy complejo”, contó.

En medio de todo ese calvario que parecía no tener fin, la manera de “preservarse” que encontró Victoria “fue no hacer nada”. Que sí es hacer, esa fue mi manera”, agregó a continuación. En esa línea, enfatizó que cada uno hace lo que puede de la forma que puede ycualquier opción es correcta”. “Mi manera fue defenderme intentando hablarlo con el colegio”, relató. Pero la situación se intensificó a tal punto que en el mes de septiembre de su último año de la secundaria, en medio de mucho dolor, tomó la decisión de continuar con el cursado en forma virtual y los docentes le mandaban trabajos prácticos que tenía que entregar vía correo electrónico. Esa fue la “solución” que ofreció el colegio frente a la problemática.

“No tuve respuesta de ellos, lo único que me dijeron es que podía terminar el año por correo electrónico, a lo que me adherí porque era el último año de secundario y necesitaba seguir mi vida”, dijo la joven. Y agregó:  “Al día de hoy, los mismos profesionales se encuentran en sus cargos. No estuvieron preparados para enfrentar esta situación y espero que revean para ver si estarán preparados de ahora en adelante”.

Sin embargo, pese a que dejó de ir a la escuela los actos de acoso continuaron por redes sociales y otros ámbitos. La situación obligó a Victoria a cambiar el “proyecto de vida” con el que había soñado durante toda su infancia. Debido a un hecho que prefirió no contar, ocurrido el día previo a rendir el éxamen de ingreso de la carrera de Medicina, no se presentó y perdió el año. “La información no estaba”, recordó, por "la tristeza y la angustia que tenía". 

Afortunadamente, el espíritu resiliente hizo que todo lo vivido la influenciara a estudiar Derecho, la carrera que eligió al año próximo, que hoy le da el título de abogada, y del que se siente “orgullosa”:

En toda esta lucha que emprendió para dar a conocer su historia, como medio de concientización,  Victoria reconoció que su familia ocupó “el rol más importante de su vida". Así como también el apoyo y la compañía que recibió de parte de las amistades que cosechó durante los años en la univerisdad. "Ellos me enseñaron valores que hasta el momento no conocía", contó. 

En esa línea, remarcó que hoy por hoy "trata de revivir los recuerdos lo menos posible" y prefiere hablar de lo que es su vida "de ahora en adelante". 

“Para mí fue difícil ponerle el cuerpo tantos años. Es un proceso bastante traumático y doloroso”, remarcó Victoria. Pero aseguró que todo el procedimiento le dejó una certeza y un interrogante: la primera, que el bullying no tiene edad, y la segunda ¿Qué hacemos con todo esto? De tal manera, aseguró que pondrá "todo el esfuerzo” en ahondar en esta temática, "así como le he puesto el cuerpo estos siete años".

 Y cerró: "Decido pensar que la contraparte son personas que aún son jóvenes, y que todavía tienen una vida por delante, por eso, todo esto que pasó fue darles la posibilidad de una nueva vida, así como la estoy teniendo yo ahora. De esto todos aprendimos, y con eso me quiero quedar".

Por B.C.