Por Gabriel Arias
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Por milenios nuestro planeta atravesó por un mal que parece nunca tener final y que sólo dejó destrucción, muerte y miseria: se trata de los conflictos bélicos que siempre han tenido una “presunta” causa y que además de “vencedores y vencidos” no trajo jamás un bienestar a futuro, sólo dominio por algo.

Esto todavía se potencia aún más si en plena guerra o gesta bélica un bando intenta exterminar al otro por cualquier método o justificativo para cumplir su cometido.

Para homenajear a aquellas personas que murieron en estas trágicas cruzadas, la Asamblea General de las Naciones Unidas ( ONU) aprobó la resolución 60/7 y decidió designar en noviembre de 2005 una fecha conmemorativa para ellos, es por eso que se eligió cada 27 de enero para rendirles culto a aquellos fallecidos y además redobló el esfuerzo para “luchar contra el antisemitismo, el racismo y toda otra forma de intolerancia que pueda conducir a actos violentos contra determinados grupos humanos”.

Las cruentas postales de los campos de concentración.

Ahora bien, la fecha estipulada fue designada este día porque el 27 de enero de 1945 tuvo lugar la liberación de las tropas soviéticas del campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau (actualmente en Polonia); y por tal motivo, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó oficialmente el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto.

Es importante resaltar que el Holocausto no sólo afectó profundamente a los países donde se cometieron crímenes nazis, sino que también repercutió en muchos otros lugares del mundo como en el continente asiático, americano y africano (entre ellas en Camboya, Ruanda o Srebrenica en Europa).

Si bien existieron varios hechos que podrían ser considerados como un holocausto, el más reciente y tristemente recordado ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), en la cual millones de personas (judíos, romaníes, homosexuales, comunistas, gitanos y afrodescendientes, entre otros) que no se ajustaban al ideal del líder alemán Adolf Hitler, fueron perseguidas y trasladadas a campos de exterminio ubicados en varias partes de la Europa oriental y Alemania, de las cuales algunas fueron asesinadas en el acto (con métodos como hogueras, cámaras de gas o experimentos) y otras tuvieron que trabajar sin descanso hasta la muerte.

La angustia y el dolor, claro reflejo del rostro de estos prisioneros.

Volviendo a la declaración de esta fecha conmemorativa, parte del escrito aprobado en noviembre de 2005 “insta a los Estados miembros a que elaboren programas educativos que inculquen a las generaciones futuras las enseñanzas del Holocausto con el fin de ayudar a prevenir actos de genocidio en el futuro” y “condena sin reservas todas las manifestaciones de intolerancia religiosa, incitación, acoso o violencia contra personas o comunidades basadas en el origen étnico o las creencias religiosas”.

Liberación en Auschwitz La derrota de los alemanes en Rusia en su intento por conquistarla más las caídas en el frente occidental a manos de estadounidenses, ingleses y franceses, hicieron que las tropas de Adolf Hitler se replegaran y comenzaran a perder terreno.

Tal es así, que el Ejército Rojo comenzó a ganar kilómetros de antiguo dominio alemán para llegar a este país, y en ese transitar de caminos llegaron al campo de concentración de Auschwitz para liberarlo el 27 de enero de 1945.

Miles de personas, recluidas en los campos de concentración.

Este campo fue establecido en mayo de 1940 en los terrenos de un antiguo cuartel militar polaco y las cámaras de gas comenzaron a funcionar en marzo de 1942. Hasta la liberación en enero de 1945 fueron conducidos a Auschwitz- Birkenau por lo menos 1,3 millón de prisioneros, el 90% de los cuales fueron asesinados inmediatamente después de la llegada.

La mayoría de las personas que perecieron en este campo de concentración lo fueron debido a las cámaras de gas, o por el hambre, distintas enfermedades o el agotamiento físico ya que sus jornadas de trabajo eran intensas.

Al momento de liberar el campo de concentración, una división de Infantería soviético ingresó al lugar y se toparon con 7.000 sobrevivientes enfermos y desnutridos, unos pocos guardias nazis, 600 cuerpos sin enterrar y muchas otras imágenes escalofriantes que jamás olvidaron y que fueron testimonio fiel del infierno que vivieron aquellos prisioneros de los nazis.