Por Francisco Nutti
@FranNutti

Luego de confirmarse que la restricción nocturna en la ciudad y la provincia de Buenos Aires será de 1 a 6 de la mañana por la suba de contagios de coronavirus, Crónica consultó a comerciantes sobre cómo se adaptarán a esta medida. En ese sentido, aseguraron que si bien "no es lo ideal", están "conformes con el horario acordado" con las autoridades ya que un cese de actividades desde las 23, como se especuló durante la semana, hubiera significado un daño económico importante en el sector gastronómico y de entretenimiento.

Para muchos sectores, el 2020 fue el peor año desde que tienen registro. Si bien algunos han podido subsistir gracias a la Asistencia de Emergencia al Trabajo y a la Producción (ATP), a los créditos a tasa cero y al Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) otorgados por el gobierno nacional, la mayoría llegó al 2021 con las expectativas puestas en las ganas de reunirse, la temporada de verano y el movimiento turístico.

Pero en los últimos días los dueños de restaurantes, de heladerías, de casas de empanadas y pizzerías, que cuando comenzó el aislamiento no lograron con el delivery alcanzar ni el 20% de la facturación habitual; o los responsables de los boliches, que permanecieron cerrados hasta noviembre pasado cuando se los autorizó a abrir con mesas al aire libre y un aforo del 10%, se vieron sorprendidos con la posibilidad de un "toque de queda sanitario", que consistía en cerrar todo a las 23, una medida que fue rechazada por los rubros que trabajan de noche.

Ante la preocupación por la actividad económica, finalmente, se optó porque el cierre sea de 1 a 6. "La resolución de poder trabajar hasta la una nos favorece mucho más que estar hasta las 11 de la noche. Esas dos horas hacen la diferencia para que la gente pueda salir con tranquilidad y nosotros trabajar mejor", dijo a este medio la presidenta de la Asociación de Propietarios de Pizzerías y Casas de Empanadas (Appyce), Lorena Fernández, quien destacó que "por esa decisión estamos contentos dentro de la crisis que nos toca atravesar".

Consultada sobre el origen del rebrote, Fernández defendió a su sector: "No es culpa de la gastronomía, el problema es con la concientización social. La gente salió a las fiestas de forma masiva y eso nos terminó perjudicando económicamente a nosotros", argumentó en clara alusión a la decisión del gobierno de cerrar y también a las dudas, el temor y la incertidumbre que presentan los comensales cada vez que están por salir a cenar.

En tanto Fabián Castillo, máxima autoridad de la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires (Fecoba), detalló a este diario que le plantearon "al Gobierno de la Ciudad que no se podía cerrar a las 23 como se había planificado porque eso ponía en juego a muchos sectores como las pizzerías, los bares, los restaurantes, entre otros, que se veían perjudicados por esta medida".