Las clínicas y sanatorios de la provincia de Buenos Aires están en una situación crítica por los altos costos que les demanda la internación de pacientes de Covid-19 en terapia intensiva. Así lo afirmaron directivos de las principales cámaras que los agrupan.

Por esa razón en la segunda mitad de 2020 hubo nueve clínicas que debieron cerrar sus puertas. En ellas había 650 plazas que no pudieron ser reemplazadas por otros centros médicos.

CAPRESCO, ACLIBA Y FECLIBA salieron a explicar los altísimos incrementos que sufrieron los medicamentos de sedación, que se incrementaron en 1000% (es decir, su costo se multiplicó por 11) en los últimos meses. También alertaron de la alta demanda de oxígeno medicinal y de otros costos que no pueden trasladar a los convenios ya acordados con obras sociales.

La ecuación económica y financiera se complica por las demoras en recibir los pagos, muchos de los cuales se hacen efectivos tres meses después de realizadas las prestaciones.

Según un relevamiento, el costo por día y por paciente con coronavirus de una cama de terapia intensiva ronda los $ 85 mil. En los casos de internaciones de dos semanas de duración la suma total supera el millón de pesos y si el tiempo de tratamiento es de un mes ronda los dos millones y medio de pesos.

En ese tiempo, aseguran los directivos de las clínicas, se realizan gran cantidad de interconsultas, se requiere un flujo importante de oxigenoterapia y se utiliza una gran cantidad de medicación para sedar a los pacientes.

Las cifras varían si los convenios de cada clínica con la respectiva obra social incluyen o no los medicamentos. Algunos de ellos insumen entre 20 mil y 50 mil pesos diarios.

En algunos casos el valor de los sedantes supera el módulo de internación diario en una cama UTIA (unidad de terapia intensiva adulto), que oscilan en los 35.000 pesos según los convenios acordados con los contratantes.

El costo del oxígeno diario, por ejemplo, se estima en $ 5.500 y las bigoteras que se usan para su administración ronda los $ 2.500.

“La mayor parte de la medicación de alto costo, y mucho más ahora que hay faltante, hay que abonarla a los laboratorios en efectivo, o a los 30 días, y a nosotros las obras sociales nos pagan a los 90 días, en ese período, los valores de los medicamentos o del oxígeno medicinal, que nos pasa lo mismo, ya aumentaron. Por eso, las clínicas se están fundiendo, no porque estar vacías, sino por estar llenas”, explicó Gerardo Figueroa, el presidente de la Cámara de Prestadores del Conurbano (CAPRESCO).

La expectativa de las cámaras es que el Gobierno brinde algún tipo de alivio a las clínicas y sanatorios. “No pedimos un subsidio, sino un plan integral que nos permita poder trabajar y sostener a nuestros trabajadores, que son esenciales en este momento”, afirman.

La situación es más complicada en las clínicas ubicadas en el conurbano, muchas de las cuales tienen un 95% de sus camas de terapia ocupadas. Los partidos de La Matanza, Merlo, Moreno y Morón, entre otros, son considerados "la primera línea de batalla" contra el coronavirus, ya que atienden por lo general a la mayor cantidad de pacientes proveniente de zonas de bajos recursos.

¿Y las obras sociales?

Por lo general, las obras sociales de los pacientes que recurren a estos centros (PAMI o IOMA, por ejemplo) abonan a los prestadores un módulo fijo de $ 23 mil, insuficiente para cubrir esos gastos.

“La situación en la que estamos es desesperante. Nosotros sufrimos, desde que comenzó la pandemia, por el miedo de la gente, una baja importante en cuanto a las operaciones programadas y las consultas. Esto trae un perjuicio a la salud de la población, algo que es muy grave, y a nosotros nos hizo bajar drásticamente los ingresos”, explicó Guillermo Barreiro, vocero de la CAPRESCO.

Barreiro, que también es gerente de administración de un hospital privado de la zona oeste del conurbano recordó que: “Hasta diciembre recibimos el ATP, que nos facilitó poder pagar los sueldos en tiempo y forma. Pero hoy en día no podemos hacer frente al pago del aumento que rige desde enero. Ni IOMA ni PAMI, ni el sistema privado de medicina prepaga actualizaron los valores que nos pagan”, por esa razón solicitan un “plan integral para compensar la caída de ingresos, la quita del ATP y la escalada inflacionaria”.

Por su parte, Figueroa aseguró: “Nos fundimos porque tenemos las clínicas llenas de pacientes COVID en terapia intensiva” y abundó: “Los costos por pacientes COVID son una bestialidad. Nos provoca una crisis financiera la manera en que nos pagan las obras sociales, con suerte a 90 días, y lo mal que se pagan los servicios”