Cuando uno pierde su celular ya casi da por hecho que muy difícilmente lo pueda volver a recuperar. Sin embargo, este no fue el caso de Benjamín, un joven cordobés que contó en las redes sociales cómo le devolvieron su teléfono móvil, que vino con una “sorpresa” extra.

“Dios bendiga al pibe que me encontró el celu y me lo devolvió. Y encima grabo esto que culia JAJAJAJAJA”, posteó el usuario @benjamurilloo en su cuenta de Twitter junto al video que le dejó en el móvil este “héroe anónimo”.

“Eh, guacho. Más vale que me compres un Tatín. Mirá que te devuelvo el celular que estaba tirado en la calle. Ahora me tenés que comprar un Tatín porque si fuese otra te lo hubiera re choreado, te lo resetean de fábrica, te cambian la contraseña y “cagaste”. Así que ahora me tenés que comprar dos Tatín”, se escucha que dice el joven que filmó el video en un tono claramente amistoso. Le podría haber sido más rentable quedarse con el teléfono o venderlo, pero decidió hacer las cosas bien y se lo devolvió a su propietario a cambio de la módica suma de dos alfajores triples.

La historia, que se hizo viral en Twitter, tuvo final feliz y la publicación está cerca de superar los 50 mil “Me gusta”.

¿Qué es un Tatín?

Otro de los puntos que sobresalió del posteo fue que muchos usuarios de la red social desconocían la existencia del histórico alfajor Tatín que, si bien se consigue en todo el país, es más popular en el interior que en la Provincia de Buenos Aires. Esto generó divertidos cruces entre los “amantes” del postre dulce y los que no lo tenían de ningún lado.

El origen del alfajor en Argentina

De origen árabe, se llamaba “al-hasú”, que en ese idioma significa el relleno. Como muchas palabras se fue deformando y terminó llamándose alfajor. Llegó al continente en el siglo XV, cuando se hacen los primeros viajes desde Europa. Fue en la Argentina en donde se le incorpora el dulce de leche y se le da esa forma de sándwich.

“El primer registro gráfico que se tiene es de un cuadro de 1844 donde se ve a una vendedora ambulante que llevaba alfajores en una bandeja”, contó Jorge D’Agostini, autor del libro “El Alfajor, un ícono argentino”, y agregó que un siglo después dio el salto de lo casero a lo industrial, lo que disparó el consumo de alfajores que, en la actualidad, supera los 6 millones diarios en el país. Su demanda sigue en ascenso según los productores y ronda el 5% anual.

Según un relevamiento de Nielsen NRI, el mercado local tiene más de 50 marcas. Año a año se fabrican decenas de miles de toneladas en el país.

El alfajor, un símbolo argentino, no pierde vigencia y año a año sus ventas crecen.