Las ocupaciones diarias y el ritmo de vida acelerado actual pueden interferir con la calidad nutricional de la dieta diaria. A la hora de alimentarse, la falta de tiempo y creatividad termina inclinando la balanza hacia opciones como el delivery, la comida al paso o precocinada. Puede que parezcan alternativas más prácticas, pero muchas veces, se trata de alimentos  poco saludables que nada aportan al bienestar del organismo. En cambio, los platos caseros son más nutritivos, más económicos y con una cuota de sabor basada en la frescura de los ingredientes.

Al comer fuera de casa no se conoce el origen de los ingredientes ni la forma de cocción del plato elegido. Además, en la mayoría de los casos, los restaurantes suelen agregar sal, manteca o azúcar para dar más sabor a las comidas. Elementos que, de consumirse en cantidad, son poco saludables para el organismo y hasta pueden derivar en enfermedades como la diabetes y la hipertensión.

La cocción también es un factor que puede influir de forma positiva o negativa en la salud. No es lo mismo comer una milanesa hecha en una sartén que se usa reiteradas veces al día con aceite recalentado, que una milanesa al horno con algo de spray antiadherente. Involucrarse en el proceso de selección de los ingredientes y prestar atención a las formas de cocción son determinantes para llevar adelante una dieta beneficiosa, equilibrada y nutritiva.

Porciones y excesos

Es habitual que los comercios ofrezcan porciones demasiado abundantes en comparación con lo que se consume en un almuerzo o cena en casa. Además, es poco probable que queden restos en el plato, ya que en general y al no tener donde guardarlo, uno come toda la porción.

Al preparar los platos en la vivienda se puede limitar la cantidad a consumir, adaptándola a las necesidades de cada organismo y, a su vez, cuidando el bolsillo.

Las tentaciones también pueden convertirse en un problema para la salud. Si bien es difícil resistirse a los encantos de un extenso menú o carta de postres, lo cierto es que, al estar en casa las posibilidades de comer de más se reducen considerablemente. En este sentido, la planificación ocupa un rol fundamental. Si el menú está organizado por días o comidas, es poco probable encontrar en la heladera postres y snacks con los cuales tentarse.

Las comidas del delivery suelen traer porciones más abundantes de las que se comen en casa normalmente.

Planificación

Pedir al delivery y comer fuera de casa no permiten planificar un menú balanceado, y éste es el aspecto principal para cuidar la dieta. La falta de organización lleva a una alimentación poco sana.

En cambio, la cocina casera obliga a planificar qué comer, qué comprar y cuánto gastar para elaborar los platos de todos los días. Esta es una forma práctica para tener una noción clara de lo que se come y así balancear la dieta.

Una buena manera de llevarlo a cabo es dejar listos vegetales o frutas en recipientes herméticos, previamente lavados y cortados, que servirán para armar ensaladas y acompañamientos en poco tiempo. Otra buena solución es preparar comidas que se puedan freezar, como las milanesas o pre pizzas.

Los platos caseros son más nutritivos, más económicos y con una cuota de sabor basada en la frescura de los ingredientes.

Ahorro 

Este aspecto es fundamental en tiempos de crisis. Más allá de los beneficios saludables, la comida hecha en casa ayuda a optimizar la economía hogareña. Para esto habrá que tener en cuenta precios, descuentos y promociones que ofrezcan los supermercados, así como las características nutritivas de los alimentos; y en base a esto planear compras semanales o quincenales.