"Vos tenes que entenderme porque yo no tengo mujer". Esa fue una de las tantas frases aberrantes que Candela Abigail Monzón, que en ese entonces estaba a punto de cumplir los 15 años, escuchó de boca de su padre biológico quien perpetraba los abusos sexuales, a los que fue sometida de 2014 al 2017, cuando finalmente se animó a hacer la denuncia, y puso un punto final al calvario del que era víctima.

Valeria Zabala, mamá de Candela habló con cronica.com.ar, y contó que ella sufrió violencia de género de parte del padre de sus tres hijas. "Nunca lo denuncié por vergueza", afirmó. Tras mantener una relación de siete años, tomó la decisión de separarse. Las tres menores se quedaron a vivir con su papá en una vivienda situada en el barrio Centenario de la localidad de Hasenkamp Entre Ríos.

Cuando la víctima estaba a punto de cumplir los quince años su padre comenzó a manosearla. Paralelamente comenzaron las amenazas de muerte para que guarde silencio. En tanto a los 16 fue violada.

"El padre salía de fiesta, volvía borracho, y se le tiraba encima. La manoseaba, ella le decía que no, pero él le decía que era un ratito nada más", contó Zabala de acuerdo al relato que le verbalizó su hija, que hoy tiene 21 años.

La víctima actualmente tiene 21 años. 

"Vos tenes que entenderme porque yo no tengo mujer", era una de las aberrantes frases que el abusador le decía a la víctima. Otro de los artilugios que empleaba cuando la sometía a los abusos era decirle "que era su hija preferida", relató Zabala. 

Innumerables fueron las noches que durante la madrugada la mayor de las hermanas se despertaba por los ruidos que hacía el presunto abusador. "Ellas dormían en una cucheta y mi hija mayor a la noche se levantaba porque escuchaba como la molestaba a Cande. Ella no se animaba a actuar porque tenía miedo que le pegara o le haga lo mismo que le hacía a la hermana", detalló Zabala.

Según le contó su hija mayor, el hombre "se la llevaba a Cande a la habitación y después esta volvía llorando desconsoladamente", relató la mamá de la víctima. Una noche, su hermana le preguntó a Cande qué pasaba, y aunque ella primero se negó a decir la verdad, a los pocos segundos rompió en llanto y le reveló el calvario al que era sometida. 

En el 2017 Candela le puso fin al infierno que vivía. Realizó la denuncia en Acción Social del área de la Niñez y se fue a vivir a la casa de la familia de su novio. Tras un largo y sinuoso camino en busca de justicia, el martes el acusado fue condenado a 15 años de prisión, sin embargo la defensa apeló, de manera que el imputado recuperó la libertad hasta el próximo 22 de diciembre que una nueva audiencia volverá a juzgarlo. 

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