Ochos meses atrás, un joven de 23 años, que vive en el barrio porteño de Pompeya, sintió un fuerte impacto en su cabeza y acudió de inmediato al hospital. Allí, le comunicaron que de seguro había sido alcanzado por una piedra y le dijeron que regresara a su hogar. Sin embargo, desde ese momento comenzó a sufrir migrañas que con el tiempo fueron empeorando. Hasta que decidió hacer una nueva consulta médica y descubrió que el golpe que le habían diagnosticado, en realidad era un impacto de bala y que el proyectil aún seguía alojado en su cráneo. Hoy denuncia mala praxis y pide ayuda de un abogado. 

Un día después de su cumpleaños, el jueves 28 de julio del año pasado cerca del mediodía, Leonardo Oyola estaba en el patio de su casa, situada en las calles Río Cuarto y Oscar Natalio Bonavena cuando, de pronto, sintió un fuerte impacto en su cabeza. Al tocar con sus manos la zona afectada, descubrió que estaba sangrando y pidió ayuda a su novia, que estaba junto con él. 

El joven y la chica fueron de inmediato al Hospital Durand, situado en la avenida Díaz Velez al 5044. Allí, un médico, cuya identidad se desconoce, lo revisó, le dijo que seguramente una piedra había golpeado en su cabeza, le recomendó ponerse hielo, utilizar un desinfectante y antiséptico para tratar las heridas y, finalmente, lo mandó nuevamente a su hogar. Cuando el chico volvió a su casa, buscó la supuesta piedra en el suelo de su patio. Por razones obvias, nunca la encontró.

"Me pareció raro que no me hagan ninguna placa. El médico solo tocó mi cabeza, me revisó con sus manos y me mandó de regreso a mi casa. Los dolores nunca terminaron, es más, empeoraron. Las jaquecas eran cada vez más frecuentes. Y cuando me tocaba la zona afectada, me dolía muchísimo", sostuvo Leonardo en diálogo con Crónica.
Agregó: "Yo sentía un chichón en mi cabeza, un chichón que no se desinflamaba y cada vez era más grande. Sin embargo, por problemas personales y temas laborales, nunca podía hacerme un tiempo para hacer una segunda consulta. Cuando los dolores se hicieron incontrolables, ocho meses después del impacto, volví al hospital y me indicaron algo que sorprendió hasta a los propios médicos". 

Es que, tan pronto como comentó su cuadro, los médicos le indicaron una placa radiográfica. Al ver el resultado, quedaron impactados: el joven tenía alojada en su cabeza una bala. De inmediato, lo mandaron  a realizarse una pequeña cirugía. Exitosamente, pudieron quitar la bala, cubierta de cabello, y se la devolvieron a la víctima. 

"Hicieron un corte en mi cabeza y sacaron la bala. Los médicos no podían creer que sobreviví todo este tiempo con un proyectil alojado en mi cabeza. Se quedaron desconcertados cuando les conté que sólo sufrí dolores de cabeza y que en ningún momento perdí la conciencia", detalló el joven. 

El afectado celebra haber sobrevivido y asegura que "la sacó barata". Sin embargo, manifestó: "Esto no puede quedar así, tiene que llegar a oídos de otras personas. Yo no sabía que debía exigir una placa. El que sepa de mi historia, no va a dudar en pedir que le realicen los estudios. Sobreviví de milagro, esto pudo haber sido mucho peor. Este error pudo haberme costado la vida". 

Finalmente, agregó: "Hasta los mismos médicos del hospital donde me atendieron me dijeron que fui víctima de mala praxis y que los trabajadores que me trataron se equivocaron".

¿Qué opinan los médicos?

Consultado por Crónica, el médico cirujano Agustín Hugo Alí (M,N. 77933), explicó: "Las placas muestran que la bala quedó alojada fuera del cráneo. Es como si tuviera un quiste pero no afecta nada. Es más, si no le hubieran hecho ese estudio podía seguir su vida como si nada", manifestó. 

En la segunda consulta, le realizaron las placas. 
Tras el resultado de las placas, lo sometieron a una pequeña cirugía. 

Leonardo se recupera y aseguró a este medio que los dolores de cabeza ya terminaron. Aún así, sostuvo que quiere iniciar acciones legales contra los profesionales que lo atendieron para que nadie pase por una situación semejante. 

Sin embargo, carece de recursos para hacerlo y pidió  la ayuda de algún abogado o entendido en la materia que lo pueda asesorar en el caso. Para colaborar, se pueden comunicar con él al 1166125577. 

La bala quedó alojada en la cabeza del joven durante 8 meses.
El proyectil estaba envuelto en cabello.