El coronavirus llegó a Argentina hace más de un año y desde entonces hubo que adaptarse y cambiar las formas de estar en contacto. El ejemplo más claro son las videollamadas por Zoom que reemplazaron las reuniones presenciales para cumplir con parte de los protocolos dispuestos por el Ministerio de Salud de la Nación. 

El laboratorio de Interacción Humana de la Universidad de Stanford elaboró el informe  "Sobrecarga no verbal: Un Argumento Teórico sobre las Causas de Fatiga en Zoomen el que sostiene que el cansancio que genera la aplicación es producto de una exigencia de atención mayor que requiere este tipo de encuentros. 

En este sentido, afirman que muchas caras al mismo tiempo en una pantalla, la ausencia de lenguaje corporal y la sensación constante de ser observados genera en un alto nivel de estrés en el cerebro. 

A esto también se le suman los problemas cotidianos como una mala conexión a internet,  micrófonos silenciados o la llegada tarde de audios, como así también varias  personas hablando al mismo tiempo. 

La "fatiga en Zoom" provoca irritabilidad, cansancio emocional y físico, aseguró el laboratorio de interacción humana de Stanford. Sin embargo, concluyeron que con el paso del tiempo los usuarios aprenderán a llevar la situación adelante. 

El fundador y director del Standford social media Lab, Jeff Hancock, recordó que cuando se inventaron los ascensores "no sabían si debían mirarse unos a otros en ese espacio. Tuvieron que desarrollar maneras de hacerlo funciona",  lo mismo ocurre con las reuniones virtuales en  Zoom"Comprender los mecanismos ayuidará a encontrar la manera idela de hacer las cosas", concluyó.