Todo lo que sea avance tecnológico será bienvenido para el confort de la humanidad. Prueba de eso son los nuevos aviones para pasajeros que se vienen para el futuro. De hecho, los fabricantes de aeronaves llevan años trabajando en la búsqueda de soluciones tecnológicas para electrificar sus moles.

Cabe destacar, que hasta ahora la industria aeronáutica consiguió su objetivo a medias, ya que hace años que vuelan aviones impulsados por motores eléctricos, aunque todavía se trata de aparatos pequeños, con capacidad para apenas una decena de pasajeros, u otros más grandes con una autonomía de vuelo limitada a 200 kilómetros como máximo.

Para ser rentables, las grandes compañías necesitan operar con aviones de gran capacidad y con autonomía suficiente para cubrir distancias de miles de kilómetros, algo que por el momento solo proporcionan los motores de combustión. Sin embargo, la industria aeronáutica no deja en su empeño por conseguir aunar estos dos requisitos -capacidad y autonomía- para que dentro de unos años el transporte aéreo, responsable hoy del 75% de los gases de efecto invernadero, sea mucho más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.

Es por eso que la NASA se sumó a este ambicioso propósito a través del programa N3-X con el que pretende crear una versión totalmente eléctrica del avión que lleva el mismo nombre. Se trata de una aeronave de fuselaje aerodinámico con capacidad para 330 pasajeros, como máximo, que utiliza un sistema de energía eléctrica de bajo consumo, que permitirá reducir el consumo de combustible, las emisiones y el nivel de ruido.

¿Cuándo estará en funcionamiento?

Las previsiones de la agencia espacial norteamericana es que el avión esté listo en el año 2040. En un artículo publicado en la revista científica IEEE Sectrum, los investigadores dieron a conocer tres posibles escenarios para crear una versión 100% eléctrica de su avión N3-X. Antes de poner negro sobre blanco en la publicación editada por el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos de Estados Unidos, solo se contemplaba la utilización de dos generadores a combustión para alimentar los motores eléctricos.

Este sistema híbrido es el que los investigadores liderados por la profesora Mona Ghassemi pretenden sustituir por una fuente de energía totalmente eléctrica. Para conseguirlo, primero deberán sortear el reto que supone la exigencia de generar una potencia de alrededor de 25 megavatios (25 millones de vatios).

NASA: diseño seguro con el tiempo

Un punto a destacar es que en su artículo los investigadores analizaron sus tres diseños de sistemas de energía eléctrica (EPS) en condiciones normales, así como escenarios en los que falló un componente del sistema de energía.

Lo cierto, es que los resultados muestran que dos de los diseños podrían ser factibles en la vida real, incluso si algo fallara durante el vuelo, situación clave para el avance de la construcción del avión.

Si bien todavía falta mucho camino por recorrer en lo que se refiere a estos diseños totalmente eléctricos, Ghassemi no se desanima: “Con los futuros avances proyectados en las baterías (de litio-aire y de litio-azufre), las energías específicas requeridas para el avión totalmente eléctrico de fuselaje ancho previsto pueden lograrse en los próximos 25 años”, señaló la investigadora.

Hasta tanto, los creadores del ambicioso proyecto confirmaron que también trabajan en otros simuladores de aviones, aunque aún se desconocen algunos detalles de los mismos. El asunto es que el futuro de la aeronáutica ya se instaló entre nosotros con nuevos objetivos a cumplir en las próximas décadas.