Wanda Nara confirmó su diagnóstico de Leucemia: ¿Qué es este cáncer en la médula ósea y cómo afecta a la salud?
Luego de que la conductora Wanda Nara confirmó en sus redes sociales que padece leucemia, surgió un creciente interés por comprender esta enfermedad que afecta las células sanguíneas y la médula ósea.
La empresaria y mediática Wanda Nara confirmó que tiene cáncer, después de meses de especulaciones sobre su salud. Además, la conductora de "Masterchef" reveló que el diagnóstico indica que tiene la leucemia, una enfermedad que impacta en el normal funcionamiento de las células sanguíneas y la médula ósea.
La pareja de Mauro Icardi confirmó la noticia a través de su cuenta de Instagram, donde tiene más de 16 millones de seguidores. De manera inesperada, su revelación surgió porque un seguidor le preguntó "¿Qué enfermedad tenés?", mediante la caja de preguntas que se puede utilizar en la aplicación.
Con esa interacción, Wanda Nara decidió terminar con las teorías que circularon y escribió: "Leucemia". "Al principio le decía esa cosa que tengo yo. Después pude decirle enfermedad", reconoció. Su testimonio suscitó una serie de interrogantes sobre qué es este tipo de cáncer y cómo afecta a quienes la padecen.
¿Qué es la leucemia?
La leucemia es un tipo de cáncer que se origina en la médula ósea y resulta de la proliferación descontrolada de células sanguíneas anormales. Aunque no se presenta en forma de tumor sólido como en otros cánceres, se la clasifica como una enfermedad oncohematológica.
Esta enfermedad afecta los tejidos sanguíneos, incluida la médula ósea, lo que da como resultado un exceso de glóbulos blancos en la sangre que dificultan la capacidad del cuerpo para combatir infecciones.
Existen dos categorías principales de leucemia: las leucemias agudas, que avanzan de manera rápida en cuestión de semanas, y las leucemias crónicas, que progresan más lentamente a lo largo de varios meses.
Dentro de estas categorías existen diversos tipos de leucemia, cada uno con características y ritmos de desarrollo distintos, como la leucemia linfoblástica aguda, la leucemia mieloide aguda y la leucemia linfocítica crónica.
La médula ósea -donde afecta principalmente este cáncer- es el tejido ubicado dentro de los huesos, es el sitio donde se producen las células sanguíneas, como los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas.
¿Cómo se trata la leucemia?
De acuerdo con especialistas, la leucemia se trata con inhibidores de la tirosina quinasa. Este es un tipo de medicamento que, valga la redundancia, bloque a la tirosina quinasa, una enzima que desempeña un papel crucial en la regulación del crecimiento celular y la señalización en el cuerpo y que cuando está hiperactiva, lleva a la proliferación descontrolada de células cancerosas.
Este inhibidor enzimático bloquea específicamente la acción de una o más proteínas (las quinasas) evitando que las células enfermas crezcan, lo que a su vez conduce a la restauración de los recuentos sanguíneos a niveles normales.
Según FUNDALEU, una organización cuyo compromiso en la investigación y el tratamiento de enfermedades oncohematológicas con el objetivo de mejorar las tasas de curabilidad tiene más de seis décadas, la leucemia aguda se caracteriza por el rápido crecimiento descontrolado y desordenado de células sanguíneas inmaduras y no funcionales.
Esto provoca una acumulación de dichas células en la médula ósea y en la sangre periférica, lo que a su vez impide la producción de células sanguíneas normales. Esto puede dar lugar a la anemia debido a la falta de glóbulos rojos, infecciones debido a la falta de glóbulos blancos y sangrado debido a la falta de plaquetas.
Diagnóstico y síntomas de leucemia
Los síntomas de la leucemia pueden variar según el tipo y la etapa de la enfermedad, pero comúnmente incluyen fatiga, debilidad, infecciones recurrentes, sangrado excesivo o moretones, pérdida de peso inexplicada y dolor en los huesos. Los pacientes suelen consultar a un médico debido a estos síntomas.
Para el diagnóstico de la leucemia, son fundamentales los análisis de sangre. Esto puede incluir un hemograma completo para evaluar el recuento de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. Además, se pueden realizar pruebas específicas para detectar células anormales en la sangre y medir los niveles de ciertas sustancias en la sangre.
En algunos casos, se realiza una biopsia de médula ósea, en la que se toma una muestra de la médula ósea para examinarla bajo un microscopio. Esto permite determinar si hay células anormales y qué tipo de leucemia está presente.
Los tipos de leucemia más comunes
Los cuatro tipos más comunes de leucemia se basan en las células de la médula ósea afectadas:
Leucemia Linfoblástica Crónica (LLC): Esta forma de leucemia afecta a las células linfoides y tiende a tener un crecimiento lento. Suele ser más común en personas mayores de 55 años y raramente afecta a niños.
Leucemia Mieloide Crónica (LMC): La LMC afecta a las células mieloides y suele tener un crecimiento lento en sus etapas iniciales. Es más prevalente en adultos.
Leucemia Mieloide Aguda (LMA): Se caracteriza por un rápido crecimiento y afecta a las células linfoides. Es el tipo de leucemia más común en niños pequeños, pero también puede afectar a adultos.
Leucemia Linfoblástica Aguda (LLA): La LLA se caracteriza por un rápido crecimiento y afecta a las células linfoides. Es el tipo de leucemia más común en niños pequeños, pero también puede afectar a adultos.
De acuerdo con el Observatorio Global del Cáncer de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC), en el año 2020 se registraron un total de 130,878 casos nuevos de cáncer en ambos sexos en nuestro país.
Estos números se reflejan en una tasa de 212,4 casos por cada 100,000 habitantes. Esta cifra posiciona a Argentina en la categoría de países con una incidencia de cáncer que se considera media-alta, según el Instituto Nacional del Cáncer.
En otras palabras, Argentina está dentro de un rango de países que tienen una incidencia de cáncer moderadamente elevada en comparación con otras naciones del mundo.