En el tiempo que transcurrió desde el inicio de la temporada de verano, el clima caluroso sostenido y casi sin lluvias acompañó las ventas de las heladerías en todo el país, donde el kilo de helado oscila entre los $1.300, en comercios barriales, y $3.400 en las grandes cadenas. No obstante, desde el sector aseguraron a cronica.com.ar que "por ahora" los ingresos no superan a los del año anterior por “la inestabilidad del contexto económico”.

“Hasta el momento las ventas de helado mantienen un nivel parecido al del pasado año, ya que si bien el clima fue bastante bueno y pudimos mantener los locales abiertos sin restricciones sanitarias, los vaivenes de la economía no nos permitieron tener grandes subas en las ventas”, explicó en exclusiva para cronica.com.ar Hector Emede, miembro de la Asociación Fabricantes Artesanales de Helados y Afines (AFADHYA).

Pese a la escalada inflacionaria, que en enero alcanzaría un 6% según preveen las consultoras privadas, los argentinos se las arreglan para poder darse un gusto en un verano que no da respiro con las altas temperaturas. De hecho, el consumo per cápita en el país es de 7 kilos por año y el promedio va en aumento. Entonces, ¿cómo se explica que el incremento en la demanda no mejore la situación de los comerciantes?

Las subas que impactaron en la materia prima con que se fabrican los helados se trasladó al valor de los diferentes productos, pese al esfuerzo del sector por absorber una parte. Los ingredientes básicos utilizados en su preparación, como la leche, la crema y el azúcar sufrieron aumentos superiores al 100% reconocieron representantes de las heladerías. Los frutos secos y las frutas también tuvieron modificaciones de precios.

Pero eso no es todo: Alquileres es lo que más se incrementó, al igual que la materia prima, alrededor de un 100%. Los sueldos van encaminados a lograr ese porcentaje también”, señaló Emede.

Desde Afadhya informaron que las heladerías artesanales aumentaron los precios entre un 75% y un 80%. Allí el kilo de helado ronda entre $2.000 y $2.800, mientras que las marcas líderes del mercado venden el pote más grande a partir de $2.800 y hasta $3.400.

Un comercio barrial ofrece el mismo tamaño a $1.400, con un tope de $1.900, pero debe achicar sus ganancias para poder mantener sus puertas abiertas. "Tener un negocio en regla, sin problemas fiscales y laborales, incrementa mucho los números. Las cadenas grandes de heladerías pueden achicar gastos y tienen una mayor capacidad de compra para mejorar el precio de la mercadería. Sin embargo, cobran el doble que nosotros", manifestó Milena, comerciante del barrio de Chacarita.

Pese a la gran diferencia entre las ofertas, el consumo se mantiene y no desacelera en un verano que podría ser récord para el sector. “Gracias al calor sostenido podemos mantener el nivel de las ventas. Hubiese sido una gran temporada si no fuera por la inestabilidad económica”, se lamentó el representante de las heladerías artesanales.

Durante los meses más calurosos del año cerca del 80% de la población elige comprar, al menos, un vaso pequeño con su gusto preferido. En cuanto a los recipientes seleccionados, el pote de 1 kg es el más popular, el de medio kilo está en segundo puesto y el cucurucho cierra el podio de los más vendidos.