Por la crisis, volvió a subir el consumo de alimentos "a base de", que parecen leche, yogurt o manteca, pero no lo son
La tendencia, que tomó popularidad en 2019, registró nuevamente un alza en los últimos meses como consecuencia de la difícil situación económica.
Por Francisco Nutti
@franNutti
Cada vez más familias consumen alimentos "a base de", que parecen leche, yogurt, queso o manteca, pero no lo son. Esta tendencia, que tomó popularidad en 2019 durante el gobierno de Mauricio Macri, y que ahora volvió a registrar un alza con Javier Milei como presidente de la Nación, se debe a que son productos con precios tan bajos que la brecha es demasiado amplia con los de primera línea, por lo que resultan un verdadero "alivio" al bolsillo.
Según un relevamiento de Cronica.com.ar por comercios de Capital Federal y el conurbano bonaerense, este tipo de compras, como así también la elección por las segundas o terceras marcas, llegaron para quedarse, sobre todo por la situación financiera del país, donde más del 50% de la población es pobre y percibe un salario promedio de $380.000.
Y es que, a pesar de conocerse que estos alimentos no alcanzan el mínimo legal de materia prima como para ser llamados por su nombre y no nutren, hoy volvieron a ser elegidos por sus bajos costos, ya que en algunos casos cotizan 60% menos que otro productos.
Una simple recorrida alcanza para comprobarlo. En las góndolas aparecen muy cerca de los lácteos tradicionales, y pese a que lucen como leche común, saborizada o chocolatada, su letra chica indica que es una "bebida láctea" con leche. Y lo que se asemeja ser un yogur bebible no incluye esa palabra, sino que figura como un "alimento lácteo".
También hay otros como el "alimento untable", que intenta imitar a la manteca; el "Rallado", que no es queso sino un "aderezo" con queso, o la "pasta dulce a base de proteínas lácteas", que pareciera imitar al dulce de leche. Otros de los más vendidos es el "polvo para preparar infusión a base de café y jarabe de glucosa", que lejos de ser café, es muy optado por miles de personas que lo llevan para comenzar con "energía" sus mañanas, y el "producto para batir y cocinar", parecido a la crema, pero hecho a base de crema.
Cuando en 2019 estos productos despertaron polémica, la ANMAT, el organismo que controla los alimentos, aclaró que el Código Alimentario admite la venta de "bebidas lácteas" hechas "a partir de la leche y/o leches reconstituidas y/o leches fermentadas y/u otros derivados de origen lácteo", pero sólo si al menos el 51% de su contenido es de origen lácteo, aunque indicó que si tienen al menos un 51% de leche pueden ser llamados "bebida de leche" o "bebida a base de leche". Por su parte, los envases no deben sugerir que es leche y tienen que decir “no sustituto”. En ese marco, varios nutricionistas alertaron que estos productos no alimentan igual, aunque contribuyan de forma similar en el porcentaje calórico.
Consultado sobre este tipo de productos, Fabián, quien hace 20 años atiende un minimercado que heredó de su padre en el barrio porteño de Almagro, señaló: "Los volvimos a traer porque los piden mucho y cuestan la mitad, aunque tenemos la obligación de advertirles que no son similares a los que conocemos todos". Por otro lado, destacó que "también hay una elección muy grande por marcas no tan populares que generalmente son de Pymes del interior que ofrecen sus productos a un precio muy razonable y de buena calidad".
Asimismo, Arnoldo, quien junto a su esposa Liliana es desde hace más de dos décadas el dueño de un almacén situado en el límite de las localidades bonaerenses de Isidro Casanova y Villa Luzuriaga, precisó: "Algunos colegas ofrecen como queso barato el sobrante de la muzzarella, que la mezclan con algún otro que haya sobrado y lo venden en oferta".
La dura situación de los almaceneros
Fernando Savore, vicepresidente de la Federación de almaceneros de la provincia de Buenos Aires FABA, destacó a Crónica la realidad que viven los almaceneros.
"Vivimos un momento complicado. Los cambios de tarifas eléctricas y de gas, además de la triplicación de los impuestos nacionales, provinciales y municipales nos hacen una mochila de plomo muy importante. Yo pagaba $97.000 con 92 metros cuadrados y ahora estoy pagando $290.000", señaló y destacó: "Con la remarcación de precios tenemos que ser cautos, porque si subimos mucho quedamos fuera de la competencia".
En tanto, opinó sobre el crecimiento de los productos de segundas o terceras marcas. "Los productos pymes están creciendo mucho en nuestras góndolas. Ellos cumplen en calidad y precio, y la mayoría de nosotros no vamos a recomendar algo que no es bueno, pero eso está en la decisión de cada uno. Lo que vamos a querer siempre es que al cliente le guste lo que se lleva y que vuelva, por eso cuando llega una marca nueva primero la probamos en nuestras casas y si la aprobamos, va al mostrador. Hay que saber lo que uno vende".