Luego de conocerse que a partir de esta semana,  París reducirá el límite de velocidad máxima en calles urbanas a 30 km/h y en avenidas a 50 km/h, la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) recomienda implementar lo mismo en Argentina. La medida ya fue adoptada por Londres, Bruselas, Madrid y próximamente Ámsterdam, ente otras ciudades europeas.

La noticia soprendió a los medios de comunicación franceses, quienes consultaron a las autoridades parisinas el motivo de la medida, la cual -explicaron- se implementó con el objetivo de reducir la contaminación sonora y ambiental, y los accidentes de tránsito.

Según las encuestas, la mayoría de los ciudadanos de París están conformes con la baja del límite de 40 a 30 km/h en las calles urbanas, aunque la decisión también encontró detractores. Entre ellos, los taxistas, que advierten un considerable aumento de la tarifa como consecuencia de -se supone- la suba en los tiempos de los viajes. De todas formas, un relevamiento detectó que la velocidad promedio en el centro allí es de 11 km/h.

Dado que la reducción del límite de velocidad máxima parece ser una tendencia global, la ANSV recomendó a los gobiernos implementarlo en la Argentina.

La velocidad promedio en París es de 11 km/h.

Según este organismo, la velocidad a 30 kilómetros por hora “reduce sustancialmente” la distancia de frenado de los vehículos ante una situación de emergencia. Eso, en base a la experiencia de otros países (dice la ANSV), incide en la caída de la siniestralidad.

Por ejemplo en Bogotá, Colombia, limitar algunas calles a 30 km/h ocasionó un descenso del 32 por ciento en la mortalidad relacionada a los accidentes de tránsito.

Los estudios de los organismos de seguridad sostienen que una persona atropellada a 30 kilómetros por hora tiene un riesgo de morir “de apenas el 10 por ciento”.

Reducir la velocidad máxima permitida en calles a 30 km/h puede salvar vidas y mejorar la convivencia segura entre peatones, bicicletas, motocicletas, vehículos de cuatro ruedas, así como con los nuevos vehículos que surgen en las ciudades en respuesta a la movilidad urbana”, aseguran desde la ANSV.

Con la posible nueva normativa, uno de los elementos que más afectado podría resultar es el sistema de refrigeración. “La baja velocidad hará que el flujo de aire aspirado por la propia marcha del vehículo sea menor, obligando a forzar la ventilación mediante una puesta en marcha más frecuente de los electroventiladores”, dice la Conepa.

Por otra parte, aseguran que el nuevo límite “también puede suponer tener que realizar una descarbonización del sistema de admisión con mayor frecuencia”.

Los más beneficiados por esta medida son los autos eléctricos. A bajas velocidades, este tipo de vehículos ofrecen una mayor autonomía y su buena capacidad de retención les permite una menor utilización del pedal del freno, incluso el aporte de energía para recargar la batería.