El "Sí, quiero" y el "Sí, puedo" van de la mano al altar, y también entran juntos a la fiesta. Un "matrimonio" cuyo fruto es la tendencia creciente de los casamientos, tanto por civil como por iglesia. Puesto que el deseo, el afán, e incluso el sueño de rubricar el amor de quienes dan el sí no tienen límites, ni siquiera los detiene el costo económico, que no representa un impedimento, dado que las parejas planifican diferentes alternativas para la celebración de su boda.

Una clara muestra de ello la representan Alejandra y Gustavo, quienes consolidaron su unión en el Registro Civil de la zona del Puerto de Mar del Plata, el pasado 31 de agosto. Llevaban dos años de noviazgo, y a partir de entonces dieron el gran paso. "Dijimos que nos iba a llegar el momento de casarnos cuando sintiéramos realmente sellar nuestro amor en una libreta", señaló la flamante esposa.

Por si fuera poco tan particular momento, ocurrió a los 48 años de ella y a los 50 años de él, es decir, a edades en que el paradigma social desvincula o no imagina que el amor resurja, y mucho menos se cristalice en un anillo de oro. En este sentido, Alejandra reconoció: "Somos reincidentes, y en esta nueva etapa decidimos darle un rotulo de convertirnos en esposos. Era el momento de hacerlo, más allá de la edad".

Ni la crisis frena el deseo de las personas de casarse.

Luego de la firma, y de una brillante e inolvidable bendición por parte del juez, los recién casados festejaron, almuerzo mediante, en un restaurante escogido por ellos, junto con los testigos, una de ellos, la hija de la mujer, de 18 años. Al respecto, la pareja de Gustavo confesó: "Preferimos evitar el estrés que implica la organización de una fiesta, por algo más íntimo y cálido. Pero el festejo no terminó, sino que es cada día juntos".

En tanto, Alejandro y Daniela también escogieron una modalidad "casera", más informal, de celebrar la rúbrica matrimonial, que tendrá lugar el 18 de noviembre próximo. Luego de cinco años juntos, determinaron otorgarle un marco legal a un amor eterno ya jurado desde el primer día.

En referencia a ello, Alejandro aseguró: "Lo organizamos en un tiempo bastante rápido, y también lo hicimos para ordenar las cosas, para darle un marco legal a nuestra relación, como por ejemplo la herencia de bienes, compartir la obra social, y no estar desamparados si al otro le pasa algo. Puede sonar chocante, pero nosotros lo concebimos como una gran prueba del amor que nos tenemos".

Una premisa que no se restringe a un aspecto jurídico, sino que lo trasciende ampliamente, y que encuentra exacto lugar en una casa quinta de la localidad bonaerense de Oliden, donde compartirán su felicidad junto con 70 personas, entre familiares y amigos. Una opción cuyos preparativos implican un costo de 1.000.000 de pesos. Una suma aproximadamente similar a la que abonaron Emanuel y Florencia en noviembre de 2022, aunque en sus casos para un festejo en un salón de fiestas con 65 invitados, luego de dar el sí frente a un amigo sacerdote en una parroquia del barrio El Cortijo, en la localidad bonaerense de Berazategui.

En abril del mismo año, el joven le propuso ser su marido, y que ella fuera su esposa, y en tan solo siete meses pusieron en marcha los planes de la boda. En dicha proyección fijaron la fecha de civil, en primer lugar, y en ese trámite, Emanuel advirtió que otras siete parejas figuraban registradas para el mismo día, una cifra que asombró al hombre: "Mucha gente pospandemia se consolidó como pareja. Hemos ido a casamientos en casas, el año anterior a casarnos". Un afán y un impulso por hacer realidad el anhelo de convertirse en esposos, que también caló hondo en la pareja de Berazategui, puesto que según Emanuel "sellar la unión de amor incondicional es algo no tiene explicación, porque las palabras quedan cortas". Y agregó: "El eje principal es la decisión de elegir a tu pareja todos los días, sin importar de los días malos o buenos".

El mismo camino decidieron transitar Camila y Rodi, quienes el pasado 9 de septiembre contrajeron matrimonio en la Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, de la localidad bonaerense de San Miguel. Un momento cúlmine que comenzaron a premeditar dos años antes, dado que "ya que fuimos viendo el tema de los gastos que íbamos a tener y queríamos llegar bien con todo", argumentó la mujer.

Ni la crisis frena el deseo de las personas de casarse.

Respecto de esa planificación, la joven detalló: "Empezamos con el salón, después pagando los cubiertos, que muchos en muchos lugares te dan la posibilidad de ir abonando mensualmente la cantidad que quieras. Pero lamentablemente por la situación económica, te van aumentando un porcentaje. A eso hay que sumarles los gastos en decoración, vestimenta, souvenirs y fotografía".

En alusión a cada servicio, Camila reveló que "el espacio del evento lo pagamos 215.000 pesos en 2021, aunque actualmente vale unos 800.000 pesos aproximadamente". A su vez, aclaró que "los cubiertos los empezamos pagando $4.500 pesos cada uno en enero de 2022, y los últimos pagamos a $12.800 en julio 2023", para 130 invitados. Al mismo tiempo, a los mencionados costos, se le añaden 100.000 pesos por la decoración, otra suma similar por el cotillón, y el doble por fotografía, en marzo de este año, y por un show musical, en mayo pasado. No hay que pasar por alto los 300.000 en concepto de gastos varios, como maquillaje y entretenimientos. Diferentes compromisos económicos que destacó la reciente esposa: "Todo lo pudimos hacer pagando mes a mes, utilizando ahorros que ya teníamos, además de nuestros ingresos mensuales laborales".

Cada pareja mencionada apeló a opciones y recursos diversos y diferentes, de acuerdo a sus preferencias y posibilidades. No obstante, dichas diferenciaciones se unificaron finalmente en un mismo propósito: formalizar un amor incondicional mediante un "sí", un anillo, un beso y la promesa de acompañarse el uno al otro por el resto de sus vidas.

POR M.R.