Por Juan Bernardo Domínguez
@juanbjd

Durante la primera o la segunda quincena de febrero generalmente empieza a verse en las vidrieras la ropa de la moda otoño-invierno. Este año las prendas de la nueva temporada comenzaron a observarse en los comercios hace pocos días, a raíz de la demora que hubo en liquidar el stock de verano.

Una de las causas estuvo del lado de la demanda: los consumidores, a raíz de sus escasos ingresos, tuvieron que dejar en segundo orden el hecho de renovar la indumentaria en los últimos meses al dar lugar a otras prioridades. Un segundo factor respondió la falta de oferta: la crisis económica también golpeó la producción.

Así lo explicó este miércoles a crónica.com.ar Camilo Alan, empresario pyme y dueño de un comercio de indumentaria situado en calle Aguirre 640, del barrio porteño de Villa Crespo.

La liquidación de las prendas de verano se demoró, por lo que se retrasó la temporada otoño-invierno. La gente (por los comerciantes) no tenía capital para volver a comprar mercadería y no quería firmar cheques por miedo a lo que está pasando”, manifestó Alan en alusión al grave contexto económico.

El empresario pyme completó: “Finalmente, salió con la ropa de otoño-invierno, pero la venta viene estrepitosamente mal, la caída es de más del 50%. Y el gran problema que hay es que los gastos fijos, como el de los alquileres, aumentaron más del 70% en promedio. La luz se disparó y a mí me vino con un incremento de 200%”.

Consultado sobre si era interanual el porcentaje de su estimación de la baja en el expendio, respondió: “De estos cuatro meses. Venía cayendo con el tema de las elecciones (presidenciales), pero lo más grave es en esta época de (Javier) Milei”.

La ropa de la moda otoño-invierno comenzó a verse hace pocos días en las vidrieras (Crónica/Rubén Paredes).

Con respecto a los consumidores, el comerciante manifestó que, en el contexto de la aguda crisis económica, “lo primero que hacen es restringir lo textil y el calzado”. Alan agregó: “Esto pasó toda la vida en este tipo de situaciones. A la gente no le alcanza la plata para llegar a fin de mes, para comer y no solamente para la ropa”.

Acá, en la zona mía (por Villa Crespo), hay comercios que están cerrando; en Flores también, en muchos lugares están cerrando los locales porque no aguantan”, alertó.

Precios y promociones: las brutales diferencias entre las prendas sin marca y la indumentaria con etiqueta

Respecto de los precios de la ropa de abrigo, Alan puntualizó que vende camperas sin marca a $64.900, similares a las que con etiqueta se venden en un shopping de Capital Federal a $400.000.

El comerciante, consultado sobre promociones y formas de pago, dijo que en su local se cobra un “10% menos contra el dinero en efectivo” y en “tres cuotas sin interés” con tarjeta de crédito.

Por su parte, Mariana Silikovich tiene dos comercios de indumentaria sin marca situados en la localidad de Don Torcuato, en el partido bonaerense de Tigre.

La variedad es inagotable. (Crónica/Rubén Paredes)

La mujer, en contacto con este medio, confirmó la crisis que atraviesa el sector y dijo que su estrategia para afrontarla es “vender barato”.

Tengo un buzo de frisa a $8.500, mientras que en otros lugares está de $25.000 en adelante”, manifestó la comerciante.

El resurgimiento del mercado de la ropa usada: precios tan bajos que parecen ridículos

Bárbara García es periodista. En diálogo con crónica.com.ar, se refirió al resurgimiento del mercado de la ropa usada -un clásico ante cada crisis que atravesó el país-, con un caso que la tiene como protagonista.

Yo integraba un grupo de WhatsApp en el cual noté que había muchas personas que decían que tenían objetos usados en perfectas condiciones para vender. Primero, creamos un grupo polirrubro, para todo tipo de productos (de segunda mano), pero luego derivó en uno específicamente para ropa usada. El resultado es un éxito”, relató.

La adhesión que obtuvo esa iniciativa fue tal que abrió una cuenta de Instagram con el mismo fin: compraventa pero “sin búsqueda de ganancia”.

No con un fin comercial. Sino para que cada uno pueda salir adelante y se relacione de manera solidaria. Nada de comisiones ni recargos. Hay una interacción directa entre el que vende y el que compra. El que busca un producto, obtiene una prenda a un precio bajísimo y el que vende, consigue el ‘mango’ para la semana”, dijo Garcia.

La comunicadora contó que esa comunidad de internautas tuvo la oportunidad de conocerse personalmente en “dos showrooms presenciales”, que fueron organizados para que cada uno “pudiera llevar lo que tenía”.

Los negocios están vacíos. La ropa es más cara en Argentina que en México, por ejemplo. Mi sobrina me lo confirmó. Vino de ese país recientemente y quiso comprar prendas de vestir, pero salió horrorizada de los locales por los altos precios. Esto el año pasado no pasaba en Argentina”, sostuvo.

García, al momento de referirse a los precios de los productos del sistema que ayudó a crear, dijo que de tan bajo parecen “ridículos”.

Un tapado de primera marca que en un comercio está a $600.000, acá se vendió a $25.000 y no tenía uso prácticamente”, ejemplificó, para agregar que un par de zapatillas, también de primer nivel y sólo con dos o tres puestas, se puede encontrar a $10.000.

Ropa y accesorios, la moda de esta temporada. (Crónica/Rubén Paredes)
Una señora luce amablemente una campera para combatir el frío venidero. (Crónica/Rubén Paredes)