La solidaridad es uno de los principios más importantes que tenemos los humanos en la vida porque supone una colaboración hacia quienes lo necesitan. Para el pueblo argentino esta acción es mucho más que un mero hecho, ya que se lo considera un valor que está anclado a nuestra cultura gracias a que también refiere a un conjunto de emociones como la empatía, la sensibilidad y el respeto.

Todos los días en redes sociales se conocen diversas publicaciones en las que diferentes personas abren sus corazones y dan a conocer sus problemáticas para así conseguir algún tipo de auxilio, ya sea económico o material. En esta oportunidad, el crudo relato de una familia de La Plata conmovió a decenas de vecinos y llegó a cronica.com.ar.

Estefanía Tanzola y Luis Fernández tienen cuatro hijos, uno de ellos sufre Parálisis Cerebral Infantil, y hace pocas semanas perdieron todo como consecuencia de un feroz incendio. Desesperados por la grave situación que atraviesan, la humilde familia se contactó con este medio para contar su duro presente y piden ayuda para poder reconstruir su hogar. 

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El día que el fuego se llevó todo

Estefanía y Luis son una joven pareja que vive en un humilde barrio de La Plata y tiene cuatro hijos: Thiago (11); Morena (4); Renata (2); y Maxi (7), quien padece de Parálisis Cerebral Infantil (PCI), un trastorno que afecta la capacidad de moverse, mantener el equilibrio y puede generar un retraso madurativo. A raíz de este diagnóstico, el nene debe someterse diariamente a rehabilitación, fonoaudiología y kinesiología. Además, toma medicación que preparan en el Hospital de Niños y que debe mantenerse refrigerada, cuestión que complica a la familia que perdió la heladera en el incendio.

Hace algunos años, lograron levantar su hogar en una pequeña porción de tierra y fueron construyéndolo con mucho esfuerzo. Pese a las necesidades diarias que atraviesan porque no les alcanzan los ingresos para cubrir todos los gastos del mes y las diversas necesidades de hijo con discapacidad motora, sentían una cierta tranquilidad por tener una casa propia. 

"Laburo de las cinco de la mañana hasta las 10 de la mañana, cuando él (Maxi) se va al jardín. Después vuelvo y a las cinco de la tarde entro de una cooperativa. La plata no alcanza para nada. Comés, comprás los pañales y la leche, para otra cosa no alcanza", sostuvo con tristeza el padre de la familia.

Como cada día, la madre y los chicos se fue a visitar a la abuela, quien vive en la casa conjunta. Todo parecía normal, sin embargo, cuando menos lo esperaban, los llamados desesperados de la cuñada de Tanzola avivaron no solo las alertas de la familia, sino que de todo el barrio. "Gritó que se está quemando la casa y salí corriendo", recordó la mujer. 

En medio de la dramática situación, surgió la preocupación sobre el paradero de una de las nenas y el papá de Luis no dudó en ingresar a la propiedad, que estaba ardiendo en llamas, para revisar si su nieta estaba allí. Como consecuencia de su valentía, sufrió algunas quemaduras, pero recuperó la tranquila al enterarse de que la menor estaba sana y salva afuera del lugar.  

Según el relató de la pareja, el feroz siniestro habría comenzado a raíz de un chispazo generado por el recalentamiento de los cables de luz, pero la destrucción fue total debido a que el fuego alcanzo a la garrafa que tenían en la cocina. "No quedó nada. Cuando vinieron los bomberos, ya estaba todo ardido y las paredes de material se tiraron", explicó el padre de familia. 

La reconstrucción de un hogar 

Si bien recibieron la ayuda inmediata de sus seres queridos y muchos vecinos se solidarizaron con la donación de ropa, alimentos y otros objetos de urgencia, la familia atravesó un momento muy difícil cuando Maxi debió ser ingresado de urgencias al hospital. "Dos días después del incendio, nos cayó el nene internado por dos convulsiones y broncoespasmo porque no puede estar en lugares con humedad y por el tema del humo que había ahí en la pieza", sostuvo Fernández. 

Una vez de alta, la pareja consiguió cuatro paneles para levantar una pequeña habitación y algunas camas en otro terreno familiar, a unas cuadras de lo que había quedado de su casa. Sin embargo, no tienen ningún electrodoméstico y deben cocinar a leña. Tampoco tienen heladera para almacenar los medicamentos de Maxi, que necesitan estar refrigerados. "Lo que tenemos lo dio la gente. Cocinamos a fuego, tenemos una parrilla y una chapa", comentó Estefanía y Luis agregó: "Ahora estamos empezando de cero".

Más allá de los pequeños avances que lograron en estos últimos días, la familia está pidieron la ayuda del pueblo para terminar de reconstruir las ruinas que quedaron de su hogar. "Necesitamos hacer el baño y tener una pieza aparte para los nenes", aseveraron los padres. 

Asimismo, es importante mencionar que Estefanía y Luis deben acondicionar la casa a las necesidades de Maxi para que de esta manera tenga una mejor vida. "La médica me dijo que lo tengo que cuidar mucho, que no puede estar en el frío en la humedad porque cualquier cosita él puede parar al hospital por tener las defensas muy bajas", explicó la madre.

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