En los barrios Favaloro y San Pantaleón, en el partido de  José C. Paz, los vecinos están sedientos de respuestas ante sus ruegos y pedidos por el restablecimiento del servicio del agua, que escasea desde hace más de un mes. Desde entonces las soluciones son efímeras y lo único perdurable es el hartazgo de los habitantes de esa zona.

Los vecinos son conscientes que en cad. diciembre van a sufrir la carencia de un recurso natural tan esencial como el agua. Puesto que, según reconocen ellos mismos, esta circunstancia tan extrema se repite desde hace tres años en el último mes anual. La más reciente tuvo lugar pocos días antes de las fiestas navideña, y justamente el 25 de diciembre, miles de viviendas tenían sus canillas secas.

En consecuencia, se sucedieron los reclamos, y las autoridades municipales reconocieron que el causal del faltante radicaba en un avanzado deterioro de las bombas de agua. Pero las reparaciones brillaban por su ausencia, y entonces los vecinos se manifestaron en el cruce de la Ruta Provincial 197 y la avenida Gaspar Campos.

El corte de tránsito tuvo su efecto, dado que se instalaron dos bombas nuevas, aunque faltaba una tercera para garantizar la normalidad del servicio. Sin embargo, los responsables de reponer el agua prometieron su instalación en forma pronta, y aseguraron que de todas formas el agua llegaría a las casas de cada vecino.

Al respecto, Bertha, quien reside en el Favaloro, señaló que “en principio el agua tenía mucha presión, a punto tal que se perforó una conexión y la enparcharon”. No obstante, a los pocos días, “comenzó a bajar la presión. Entonces nos cortaban el suministro de 12 a 13 y de 20 a 21. Ahora lo hacen cada dos horas. No se puede vivir así”, reveló la mujer.

Por esta razón, los tanques se vacían reiteradamente y cada usuario debe hacer malabares para satisfacer sus necesidades higiénicas y alimentarias. En este sentido, la vecina detalló que “reservamos el agua en piletas, baldes, bidones, barriles, en cualquier recipiente que nos permita almacenar ante cada corte”. En su caso, “mis papás conviven conmigo, tienen 77 y 82 años, y necesitan hidratarse por diferentes afecciones. Entonces uso baldes y los tapo con trapos”.

Al mismo tiempo, los pedidos, los reclamos por el restablecimiento del suministro se suceden, pero desde el municipio “nos dicen que en el transcurso de días se solucionará, a todos los que reclamamos les dicen lo mismo para sacarlos de encima”.

Por esta razón, la damnificada expresó que “no sé si hay recepción a nuestros pedidos, ya no nos escuchan. Solo lo hacen cuando ellos nos necesitan. Es muy triste que no les importamos, porque sino reflejarían interés para que podamos disponer de agua”. Por si fuera poco, consideró que “acá vivimos personas, parece que no lo saben, y queremos vivir bien”.

Para ello dependerá si definitivamente deciden instalar la tan mentada tercera bomba.