Daniel "La Tota" Santillán es uno de los conductores más exitosos de la movida tropical y ganó su gran popularidad como el amigo del cantante de Cuarteto, Rodrigo Bueno. Pese a la gran fama que cosecho a lo largo de su carrera en los medios de comunicación,  desde hace algunos años, cambió el rumbo de su carrera como consecuencia de las adicciones. Asimismo, a raíz de perdidas muy importantes que tuvo, su salud psicológica decayó y fue internado en reiteradas oportunidades, de hecho, se le diagnosticó bipolaridad. Más allá de la tristeza y decaídas, el presente del presentador está marcado por la falta de trabajo y las denuncias por violencia de género.  

Nació en la localidad de San Martín, provincia de Mendoza, pero cuando era chico, su familia decidió mudarse a Buenos Aires con el fin de mejorar la situación económica. Con solo 14 años se fue de su casa paterna y debió empezar a trabajar para subsistir. Vendió garrapiñada y escobas en la vía pública, aunque luego encontró un lugar dentro de la industria nocturna como tarjetero de las bailantas en donde dormía a bajo precio. Siendo aún muy joven, se casó Mónica Falero con quien tuvo a sus hijos Daniela y Leandro. 

La Tota conoció la movida tropical siendo aún un chico joven. 

El saltó a la fama  

Desde que se fue de la casa de su familia, Santillán se dedicó a recorrer pubs, cantinas, boliches y bailantas del país para vender shows de los artistas del momento como José Marrone, Chiqui Pereyra, Don Pelele y Alberto Locati. Su trabajo lo hizo conocido dentro del ambiente y lo animo a probar suerte como conductor en 1990, sin embargo, no quedó seleccionado. Gracias a la perseverancia y esfuerzo, a fines de la década, su vida laboral comenzó a cambiar y dio un giro de 360 grados. 

En una de las presentaciones nocturnas, en 1991, conoció a Rodrigo Bueno quien recién estaba comenzando su carrera como cantante de cuarteto. Con el cordobés no solo comenzó una larga amistad, sino que también comenzó a hacer sus presentaciones que rápidamente se convirtieron en icónicas dentro de la movida tropical. La carrera de ambos creció aceleradamente y el mendocino finalmente conquistó el público con la conducción de "Pasión tropical" que se emitía en Canal 9. Desde 2002, se instaló en "Pasión de sábado", el popular ciclo de América que le cambio rotundamente la carrera y donde recibió la triste noticia de la muerte de su amigo cantante. 

Las adicciones que pesan en su vida 

La “Tota” contó en reiteradas oportunidades que siempre fue ansioso, pero desde el momento que llego a la fama de los medios de comunicación, lo que más le peso es el miedo de quedarse sin trabajo. A raíz de este motivo, durante varios años se dedicó a trabajar las 24 horas del día a tal punto de que llegó a perder la relación con su familia y seres queridos. Durante sus años de gloria hizo desde "Pasión de Sábado", "Cantando por un sueño", "Bailando por un sueño", conducción de programas de radio, presencias en boliches, una breve carrera como cantante y hasta fue convocado por el productor teatral Gerardo Sofovich para participar en la obra de teatro. 

Por otro lado, hubo una época en la que Santillán consumió drogas y alcohol en exceso, pero se dio cuenta de que eso "No era para el". Su gran adicción siempre fue la comida, por ello siempre tuvo obesidad, de hecho, llegó a pesar 220 kilos y confesó que en su peor momento comió 10 milanesas seguidas. Todas estas cuestiones pesaron mucho en su vida diaria y lo llevaron a vivir en soledad. Después de muchos años, se dio cuenta de que se estaba “autodestruyendo” y tomo la decisión de cambiar su vida, pero el camino fue muy complejo. 

La Tota Santillán en "Bailando por un sueño"

Decaídas, depresión e internaciones psiquiátricas 

En los últimos años, Santillán debió atravesar situaciones difíciles incluida la pérdida de su hermano y la de su gran amigo, Rodrigo. La tristeza se encarnó en su vida y la falta de trabajo comenzó a hacer su efecto en él aunque durante mucho tiempo fue un secreto de la movida tropical. Como consecuencia de no ser atendido en su momento, se le despertó una gran depresión y se quiso quitar la vida, de hecho, estuvo internado en una clínica psiquiátrica

Después de una decaída en sus adicciones, en 2011, fue diagnosticado con bipolaridad y desde ese entonces debió ser medicado. Pese al acompañamiento de su familia y de especialistas, en reiteradas oportunidades mezcló el alcohol con las pastillas psiquiátricas para morirse. Actualmente, su vida está marcada por altos y bajos de ánimos, pero sobre todo por la búsqueda de trabajo debido a que no le alcanza para subsistir y pagar los tratamientos de salud que atraviesa. Asimismo, cabe mencionar que ha encontrado un gran sostén en la fe. 

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