El monseñor Oscar Ojea, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) afirmó hoy que la guerra entre Rusia y Ucrania "representa también la violencia ideológica que reina en nuestra sociedad" y pidió por la paz en esos países, durante una misa llevada a cabo en la basílica Nuestra Señora de Luján.

El representante de la Iglesia argentina presidió la celebración realizada en el marco de la consagración de Ucrania y Rusia al Inmaculado Corazón de María que dirige hoy el papa Francisco desde el Vaticano.

"Hoy unidos al Santo Padre queremos consagrar especialmente al pueblo ucranio y al pueblo ruso a sus entrañas de Madre", señaló Ojea durante su homilía, de la que también participaron el secretario de Culto, Guillermo Olivieri; el nuncio apostólico en la Argentina, monseñor Miroslaw Adamczyk y varios embajadores.

"La guerra en Ucrania representa también la violencia ideológica que reina en nuestra sociedad ejercida sobre el que no piensa ni siente como nosotros", aseguró el titular del Episcopado.

Además, sostuvo que la Virgen María quiere más hoy "a las víctimas de la guerra hasta que llegue la paz, a quienes salieron forzosamente de su patria hasta que regresen, a los soldados del frente de batalla hasta que se reencuentren con sus familias, a los heridos y mutilados hasta que sanen, a los niños que hoy lloran sin entender hasta que vuelvan a sonreír y regresen a sus escuelas y a sus juegos, y a los que han endurecido su corazón y querido esta guerra hasta que se conviertan".

Para el obispo, "todos formamos parte de este mundo y todo esta interconectado, por eso de algún modo todos tenemos también algún grado de responsabilidad en el clima de violencia que vivimos cuyo punto culminante es en este momento la guerra".

"La guerra en Ucrania representa también la violencia ideológica que reina en nuestra sociedad ejercida sobre el que no piensa ni siente como nosotros", aseguró el titular del Episcopado.

Con este mensaje, la Iglesia argentina se une al papa Francisco en “presentar y consagrar a María a aquellos que su corazón quiere más en este presente, a todos los hermanos y hermanas que están llevando el peso tremendo del sufrimiento causado por la injusticia y la barbarie de la guerra", agregó.

Antes de finalizar la homilía, el monseñor pidió "perdón" y rezó: "Señor Jesús, Hijo de Dios, nacido bajo las bombas de Kiev, ten piedad de nosotros; señor Jesús, muerto en brazos de la mamá en un bunker de Karkiv, ten piedad de nosotros; señor Jesús, enviado al frente con 20 años, ten piedad de nosotros".