Juguetes sexuales: del "boom" en pandemia a la exploración del goce en tiempos difíciles
¿Solos o con otros?, ¿qué compran más los argentinos? Los juguetes más vendidos, en la palabra de profesionales y comerciantes. Todos los detalles en la nota.
Parece un pasado lejano. Pero, hasta hace pocos meses, las personas debíamos permanecen a un metro y medio de distancia. Los cuerpos alejados por un miedo real, miedo a la enfermedad y a la muerte.
En ese contexto, los encuentros íntimos no solo se vieron reducidos por ese temor, sino dificultados por restricciones legales que anularon la posibilidad de circulación por los espacios públicos, quedando los encuentros físicos como exclusivos de quienes decidieron desoír las recomendaciones y se entregaban al riesgo de salir a concretar su deseo.
Sumado a ello, y con los eventos sociales limitados a la expresión de la clandestinidad , la dificultad de conocer nuevas personas se vio reducida a las aplicaciones de citas , para quienes se animaron a encontrarse con un desconocido en su propia casa.
En medio de tanto desconcierto, y con el deseo aflorando como una necesidad tangible, la autosatisfacción se presentó como un recurso ya conocido, pero que tomó protagonismo y se afianzó en un momento de particular tensión y abstinencia.
Como lo expresa la psicóloga, sexóloga y terapeuta de pareja, Sandra López, en pandemia se generó una hiperexplosión de información en el que la gente se dio el espacio para investigar y conocer más sobre sexualidad. En este sentido, se incrementaron en gran medida las consultas a profesionales de la sexología.
“En la pandemia aumentaron mucho las consultas sobre masturbación y sobre sexualidad en general. Básicamente porque la gente tuvo más tiempo de parar a observar qué es lo que le estaba sucediendo”. “Esto, sumado a que los sexólogos empezamos a aparecer mucho más en los medios de comunicación, acercó mucho a la gente a las consultas”, apunta López.
Natalia R. es dueña de un sexo shop de La Plata y le contó a Crónica.com.ar acerca de las inquietudes más frecuentes de sus clientas: “Las preguntas más habituales comenzaron a ser las nuevas formas de autoplacer y todo lo que tiene que ver con el deseo. Además, recibí muchas preguntas de personas que estaban en pareja, que registraron una baja en el deseo y querían ver cómo mantener activa la sexualidad”.
La masturbación está recorriendo un camino para dejar de ser un recurso para aplacar la "abstinencia", para afirmarse como una herramienta para descubrir un universo infinito en el que recuperamos el goce como una dimensión propia: ya no como algo que nos debe brindar un otro, sino como una manera de hacernos gestoras de nuestro propio goce.
Pero muchas veces, descubrir una conexión tan profunda con nuestro propio cuerpo luego puede marcar indudablemente los encuentros sexuales: “Cuando empezó a reactivarse todo post cuarentena hubo muchísima más demanda en las consultas porque habíamos perdido la práctica del encuentro con el otro”, reflexionó la Licenciada en Psicología y sexóloga clínica, Deborah Vega.
Y profundizó: “Después de tener esas experiencias masturbatorias tan satisfactorias, se generó mucha falta de conexión con el otro. Se nos presentó la situación de pensar cómo hago para transmitirle todo lo que descubrí de mí a otra persona, y que esa persona entienda lo que me gusta y lo pueda aplicar conmigo”. En ese sentido, la comunicación se presenta como una herramienta primordial.
Según la profesional, una de las grandes diferencias de la masturbación y un encuentro con un otro es que “a la otra persona le tengo que comunicar lo que me gusta y cómo me gusta, y también tengo que satisfacer su deseo. La mirada ya no está puesta solo en mi placer, sino en interpretar qué es lo que le gusta al otro, y también darme el espacio de pasarla bien yo”, indicó.
Además, y como parte constitutiva que atraviesa por completo la experiencia, ”la mirada del otro cambia al 100 por ciento el encuentro sexual, por ejemplo por el hecho de desvestirse y exponer el cuerpo. Es más, diría que hoy hay más condicionantes negativos, porque vamos a estar yendo a un encuentro que no sabemos si nos va a satisfacer”, señaló.
Atendiendo nuestro deseo: boom de ventas de juguetes sexuales
Es importante reflexionar acerca de cómo la práctica masturbatoria trastoca los cimientos de la relación con nuestro propio cuerpo, impulsado por los discursos que batallan contra aquellos que nos quieren decir cuándo, cómo y con quién tenemos que gozar.
Nos estamos diciendo a nosotras mismas que no hace falta esperar a nadie, no hace falta forzar un encuentro por el solo hecho de buscar placer sexual. Si bien el encuentro con la corporeidad de un otro es irremplazable, no se trata de uno u otro, sino que son prácticas diferentes, que pueden ser complementarias.
Entre tanto, muchas personas encontraron en los juguetes sexuales una forma de potenciar la experiencia con el propio cuerpo, un camino donde el goce está en las propias manos, y donde no hace falta esperar ni indicarle nada a nadie: “En cuarentena, la gente se acercaba para salir de la rutina, probar cosas nuevas, explorarse y encontrarse con su placer. Hubo mucha gente que estuvo sola y se empezó a ocupar de su deseo”, apuntó Natalia.
Asimismo, opinó que el feminismo tuvo mucho que ver en ese recorrido: “Las mujeres empezamos a pensar que no necesariamente tiene que haber un otro que nos dé placer, sino que podemos ser nosotras mismas quienes nos lo brindemos”. Además, señaló que muchas mujeres comenzaron a acercarse para solucionar problemas de ansiedad.
Según lo cuenta también la comerciante, durante la pandemia las ventas de juguetes sexuales crecieron el doble o el triple, y de ahí no paró: “Tuve muchas clientas que compraron por primera vez, y después siguieron comprando”. Y detalló: “Los juguetes más vendidos son las balitas vibradoras, que se pueden usar a solas o en pareja, y todo lo que no sea muy grande y que vibre. Después se animan a algo más grande”.
Además, hubo un auge de los succionadores de clítoris, “pero por el marketing y las redes sociales más que por su eficacia”. Otros de los más vendidos son los “rabbit”, que son vibradores para estímulo interno y externo, “pero sin dudas lo que más se vende son los lubricantes, de cualquier tipo. Lo importante es que la gente empezó a mirarse y a mimarse más: desde aceites, a body splash y fragancias, no solo juguetes”, especificó.
A su tiempo, la periodista diplomada en sexualidad y género, y dueña de una boutique erótica, Francesca Gnecchi, destacó que “la compra de juguetes sexuales en pandemia aumentó increíblemente. Por un lado, aquellos que estaban en pareja y querían encontrar nuevas formas de divertirse y explorar porque tenían más tiempo y, por otro lado, las personas que estaban solas con el fin de mantener activa su sexualidad fueron en búsqueda de nuevos recursos”.
Pese a parecer un fervor del momento, y tras reanudarse las reuniones sociales públicas y privadas, estos objetos del placer terminaron por instalarse como una práctica íntima de exploración infinita, que explotó en ventas en un momento tan particular, pero que realizó un avance de consumo que parece no retroceder.
“Lo que genera el juguete sexual, que es una sensación diferente al cuerpo humano, es que funcionan mayoritariamente por vibración, y básicamente el cuerpo no vibra”, aportó López, y agregó: “Incluso hay algunos que vienen con la posibilidad de ser utilizados desde cascos de realidad virtual”.
En la misma línea, Vega señaló que el estímulo que brindan los juguetes sexuales no se pueden comprar nunca con el de una persona “por la velocidad, la rigidez y la textura”. Es un objeto que está creado única y exclusivamente para dar placer: “No hace preguntas, está ahí para que llegues al orgasmo”, sumó.
Varones heterosexuales: el placer en clave de competencia
En relación a las mujeres, los varones heterosexuales tienen un corto recorrido en cuanto a la predisposición a incorporar “objetos de placer”, siendo los mismos dedicados casi exclusivamente a potenciar el encuentro sexual en pareja.
Aunque en los últimos años se ha visto un cambio considerable, los hombres que asisten a un sexshop siguen haciéndolo con cierto pudor. Según las distintas especialistas, los varones heterosexuales que se animan a acercarse a comprar juguetes sexuales son motivados por el interés de usarlos con su compañera sexual, como si sintieran la responsabilidad o la obligación de ser dadores de placer.
Por otro lado, los hombres tienden a convertir al “sex toy” en una competencia con su propio miembro: “Si bien hay una mayor apertura a los juguetes sexuales en el último tiempo, hay muchos que siguen considerándolo como una competencia que podría eliminarlo a él, en vez de verlo como un complemento”, señaló Gnecchi.
Otra comerciante de productos sexuales consultada por este medio, coincidió y reveló que cuando se acercan a comprar, recibe comentarios del tipo “ese no, porque es más grande que mi pene’ o ‘ese no porque le va a gustar más que el mío”.