Más allá del dolor de perder a un ser querido en la situación que fuere, para algunos queda el consuelo cuando el cuerpo de esa persona puede ser entregado para recibir su sepultura, y de esta manera darle el adiós definitivo.

Esto va a colación de lo ocurrido con la andinista tucumana Marta Emilia “Paty” Altamirano, quien murió en 1981 mientras escalaba el Cerro Mercedario en San Juan, y tras este largo tiempo, sus hermanos viajaron a la provincia y reconocieron el cuerpo de la joven, hallado días atrás adherido a un glaciar a 5000 metros de altura. 

“Ya está, puede descansar en paz”, afirmó emocionada Corina Altamirano, una de las familiares, y contó cómo fue el procedimiento a partir del cual pudieron ponerle fin a tantas décadas de angustia.

Los hermanos de “Paty” arribaron el viernes al Laboratorio y Morgue Judicial de San Juan, donde fueron recibidos por el fiscal que entiende en la causa, Iván Grassi, y por el jefe de la Policía.

Marta Altamirano amaba el senderismo y el andinismo (Diario Huarpe).

“El fiscal nos explicó cómo iba a ser el procedimiento (...) Cuando entramos [a la sala de reconocimiento] nos fueron presentando las prendas que usaba mi hermana y pudimos reconocer casi todo. Estaban en un estado de deterioro; incluso algunas cosas habían cambiado de color, pero eran suyas”, relató Corina al diario La Gaceta de Tucumán.

Con la seguridad de que pertenecía a su hermana el cuerpo hallado hace una semana y retirado del glaciar a Policía provincial y la Gendarmería Nacional en un helicóptero, la mujer expresó en representación de la familia: “Estamos tan felices, tan agradecidos a la vida, de poder estar los cuatro hermanos juntos ante esta situación y de poder saber que es ella. No hay dudas; y estamos agradecidos también por el trabajo científico, tan prolijo y tan meticuloso, que hicieron los especialistas. Apenas nos empezaron a mostrar todo, supe que era ella (...) Todos trabajaron al unísono y de una forma tan respetuosa, tan amorosa y tan humana que nos conmovió”.

Reconocimiento y ADN

Corina recordó además que la identificación del cadáver se dio justo un día antes del cumpleaños de “Paty”, quien tenía solo 20 años cuando falleció en el verano de 1981 al caer en una grieta mientras escalaba el Cerro Mercedario. La mujer, también andinista, era parte de la expedición en la que su hermana murió.

Tras el reconocimiento del cuerpo, resta esperar los resultados del cotejo de ADN del padre de los Altamirano con el extraído de los restos hallados en el glaciar. Asimismo, y para “corroborar con mayor fuerza y reafirmar que es ella”, se tomaron muestras de los hermanos de la andinista, que también serán comparadas.

Una vez completado el proceso, Corina contó que la voluntad de la familia es llevar el cuerpo a Tucumán: “Para que papá, mamá y todos sus amigos la puedan despedir”. “La idea es cremarla y traer sus cenizas al Mercedario, para que pueda descansar aquí”, explicó y reveló: “‘Paty’ nos había dicho que si alguna vez moría en la montaña, que la lleváramos al cementerio de los andinistas en Mendoza o la dejáramos donde cayera. ¿Qué mejor lugar que volver al Mercedario? Creo que esa es su casa”.

Fallecimiento de Altamirano

Cabe destacar, que “Paty”, Corina y un montañista de nacionalidad italiana que buscaban escalar hasta la cima del Mercedario acamparon el 27 de marzo de 1981 a 5000 metros sobre el nivel del mar. En ese contexto, y por accidente, la primera cayó en una grieta de un glaciar.

A pesar de que Corina y su compañero intentaron rescatarla, debido a que ya era de noche, no había luz suficiente para dar con ella. Al día siguiente la encontraron, pero estaba muerta. Debido al difícil acceso en la zona, decidieron ir a buscar ayuda para recuperar el cuerpo.

Así reflejaban los medios sanjuaninos al noticia en aquel momento (Archivo).

El 29 de marzo llegaron a uno de los puestos de Gendarmería para pedir auxilio y junto con un grupo de profesionales fueron hasta el lugar de la muerte de María Emilia, pero el cadáver se encontraba ya bajo la nieve.

La familia regresó al año siguiente junto a otros andinistas y nuevamente fue imposible recuperar el cuerpo, hasta ahora, 42 años después.