En tiempos donde el Salario Mínimo, Vital y Móvil ronda en los $156.000 y un alquiler promedia en la ciudad de Buenos Aires entre los $250.000 y los $350.000, miles de argentinos la tienen cada vez más complicada para llegar a fin de mes. Por eso, además de conseguirse otros trabajos o hacer changas que le generen unos pesos, muchos de ellos comenzaron a "sacrificar" ciertos gustos para sostenerse en pie. En diálogo con Crónica, trabajadores contaron sus experiencias y un especialista en consumo aportó su opinión

Recientemente, el Instituto de Estadísticas y Censos de la República Argentina (INDEC) informó que una familia compuesta por dos mayores y dos menores durante el mes de noviembre necesitó un total de $390.456 para no caer en la pobreza y $185.050 para no estar en situación de indigencia, por lo que resulta muy difícil planear unas vacaciones o tener un gasto que se salga de lo indispensable para vivir. 

De acuerdo con estos datos, sobre una población de 46 millones de personas, 18,4 millones están bajo la pobreza y uno de cada cuatro es indigente. Asimismo, el organismo resaltó que la pobreza se hizo más fuerte en los menores de 16 años donde el porcentaje alcanza al 60%. 

Por otro lado, el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA) estimó que la pobreza multidimensional urbana ascendió en el tercer trimestre de 2023 al 44,7% del total de la población y al 62,9% de los niños y adolescentes.

El ajuste, en primera persona

Julián, de 26 años, estudiante programación y empleado en una cafetería del barrio porteño de Palermo, señaló que lo que gana no le alcanza para subsistir, reconoció que lo ayudan sus padres y contó que debió ajustarse en algunas cosas que hasta hace unos años eran habituales en su rutina.

"Dejé de ir a tomar cerveza con amigos o solo voy cuando se da una situación especial, como un cumpleaños. Porque noté que una salida de esas significaba un cuarto de mi sueldo. Tampoco voy mucho a jugar al fútbol porque entre la canchita con luces y tomar algo después el partido, terminás pelado", destacó. En ese marco, el joven indicó que "solía juntar el vuelto que me daban para pagar el bondi o comprame unos chicles, pero ahora ya no lo hago porque no te sirve para nada. Hoy 50 pesos son 5 centavos de antes".

Ir a una birrería con amigos ya se piensa dos veces.

Por otro lado, Fernando, de 31 y que vive con su madre en la localidad bonaerense de Morón y es  administrativo de una escuela en La Matanza precisó: "Para ir al laburo uso el transporte público. Con el aumento de la nafta y los estacionamientos, prefiero usar el auto para alguna ocasión especial". También remarcó que casi no pide delivery. "Cuando fue el furor de las apps compraba comida todo el tiempo, pero ahora te ponen el costo de envío a $400. No te da ni ganas porque con lo que te sale una hamburguesa o un kilo de helado, que ya supera los $6.000, ni lo disfrutás"

En tanto, Luciana, de 29 años y que se desempeña como secretaria en una empresa, sostuvo que, a pesar de tener un buen salario, no son tiempos para el derroche. "No tengo cable y ahora di de baja Netflix. Los costos se dispararon y la verdad es que prefiero eso a tener que comprar alimentos de segundas o terceras marcas". Según su relato, "en la actualidad se piensa todo dos o tres veces. Para comprarle el regalo de Navidad a mi sobrina tuve que esperar el aguinaldo, aunque sé que si hacía el esfuerzo podría haberlo hecho antes y congelar el precio, como hicieron algunas amigas que ya se lo sacaron de encima el mes pasado", dijo.  

La mirada de un especialista

Damián Di Pace, director de la consultora Focus Market, explicó que "los argentinos hoy comienzan a recortar servicios que impactan en su calidad de vida, e incluso adelantaron sus consumos con tarjeta de crédito en octubre y noviembre y con el aguinaldo a comienzos de diciembre".

"Luego de la devaluación del peso contra el dólar, la variación de precios fue muy importante. Esta semana las ventas minoristas para las fiestas se proyectan con un desarrollo muy moderado", remarcó y concluyó: "Este parecería ser el primer tramo de recorte de servicios privados, pero luego vendrá el ajuste de tarifas de servicios públicos con una inevitable pérdida de poder adquisitivo del peso argentino y por ende del ingreso".

Por Francisco Nutti
@franNutti.